Estos días, en España se ha producido un hecho históricamente notable, tanto para gentes de este país como para muchos otros residentes y ciudadanos de otros , sobre todo de Hispanoamérica.
Como todos saben, los Reyes Católicos, allá por 1942, año importante si los ha habido, decretaron la expulsión de los judíos españoles... Muchos de ellos , a lo largo de su exilio, han conservado su idioma español de la época ( ladino ), con los giros y modismos de entonces, y ajeno a los cambios y vicisitudes del español oficial, otros guardaron las llaves de su casa española y todos, en general, soñaron siempre con volver un día a su querida Sefarad. No se qué tiene este país, seco en general, avaro con sus cosechas y desagradecido con sus hijos, que cuantos se han ido, lo añoran... y bastaría, si quisiera, nombrar a Al Andalus para probarlo. La hoy todavía importante colonia de judíos descendientes de aquellos desterrados, los sefardíes, muchos de ellos en Israel, han recibido, por fin, una pequeña satisfacción por la injusticia sufrida. En un acto solemne presidido por el Rey Felipe VI de España, se les ha reconocido la nacionalidad española a quienes deseen recibirla...
Mucho han cambiado las cosas desde el lejano 1942. Y a lo largo de estos siglos, nuestras relaciones con los judíos tampoco han sido precisamente fraternales... pero hora es ya de arrinconar esos recuerdos dolorosos y encontrarnos de nuevo bajo la sombra de nuestro Dios común, como hermanos en una fe que tiene milenios y con elementos comunes tan fuertes que ya nunca será posible disolverlos.
Sed por tanto bienvenidos, a esta que fue vuestra nación y vuestro pueblo, donde tantas gentes llevan, llevamos, apellidos que delatan ancestros comunes, vosotros, el pueblo que ha sido el más importante de la Tierra. Tanto es así que nuestro fundador fue uno de vosotros, las columnas de la Iglesia también, y con quienes rezamos cada día al mismo Dios muchas oraciones y salmos que vosotros también rezáis.
¿ Qué es lo que nos separa, si tantas cosas nos unen ? Dos mil años después de la venida del Judío que para nosotros es el quicio de la Historia, seguimos anhelando vuestra adhesión a El y con El al resto del mundo que tan bien conocéis.¿ Para cuándo ?, ¿ Cuándo podremos decir, cuando nos pregunte qué somos el Pilatos de turno: soy cristianojudío o judíocristiano, como gustéis, señor gobernador ?