Autor Tema: Ciencia y fe  (Leído 6910 veces)

deneb

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Re:Ciencia y fe
« Respuesta #15 : Septiembre 01, 2023, 11:57:00 am »
Pero existieron realmente, físicamente, una par de humanos , que llamamos Adán y Eva, de los que descendamos todos los humanos actuales ?. Hace unos años, cuando empezaron a publicarse estudios sobre ADN humano, se analizaban los resultados obtenidos y se comparaban entre las diversas poblaciones humanas del planeta, leí algo que me llamó poderosamente la atención, y decía así: Si se cruza usted en la calle con una persona originaria de Guinea, es muy probable que su ADN se parezca al suyo , un hispano de a pie, más que el de su vecino del piso de abajo, por ejemplo. Yo esperaba, entonces, que la diversidad del ADN fuera enorme entre poblaciones humanas alejadas geográficamente, y tan grandes similitudes me hicieron preguntarme cómo era posible tal hecho.  Desde luego, la existencia  real de Adán y Eva sería una respuesta adecuada, pero la interpretación bíblica deja un poco en el aire la justificación científica , al modo actual, de los detalles del escenario en el que se desarrollan los primeros capítulos de la historia religiosa humana.
Por eso, estos días, ojeando la revista Science, encuentro una artículo que puede arrojar bastante a luz al respecto, presentando un escenario en el que bien podrían haberse dado las condiciones necesarias y suficiente para que los hechos físicos que narra el Génesis , los religiosos serían materia aparte, tuvieran lugar. Esas condiciones pudieron ser la existencia, en un período dado,  de una población exigua hasta la extinción, de homínidos presapiens  o. puestos en el límite, la generación de una sola o nueva pareja convertida, Dios mediante, mediante la acción de Dios, en protagonista de la mayor aventura de la historia del planeta Tierra: la nuestra.
Si desean hacerlo, pueden examinar el siguiente artículo de esa revista:
Science
Inferencia genómica de un cuello de botella humano severo durante la transición del Pleistoceno temprano al medio
WANGJIE HU http://HTTPS://ORCID.ORG/0000-0003-4102-4191, ZIQIAN HAO http://HTTPS://ORCID.ORG/0000-0002-5335-1918, PENGYUAN DU http://HTTPS://ORCID.ORG/0000-0001-7767-1361, FABIO DI VINCENZO http://HTTPS://ORCID.ORG/0000-0002-2830-6971, [...]Y HAIPENG LI http://HTTPS://ORCID.ORG/0000-0001-7856-4488 +4 autoresInformación de los autores y afiliaciones
CIENCIA
31 Agosto 2023
Vol. 381, Número 6661
págs. 979 a 984
DOI: 10.1126/science.abq7487


Resumen del editor
Abstracto
Hoy en día, hay más de 8 mil millones de seres humanos en el planeta. Dominamos los paisajes de la Tierra, y nuestras actividades están llevando a un gran número de otras especies a la extinción. Sin embargo, si un investigador hubiera observado el mundo en algún momento entre 800.000 y 900.000 años atrás, la imagen habría sido muy diferente. Hu et al. utilizó un modelo coalescente recientemente desarrollado para predecir el tamaño de la población humana pasada a partir de más de 3000 genomas humanos actuales (ver la Perspectiva de Ashton y Stringer). El modelo detectó una reducción en el tamaño de la población de nuestros antepasados de unos 100.000 a unos 1000.100 individuos, que persistió durante unos 000.<> años. La disminución parece haber coincidido tanto con el cambio climático importante como con los eventos de especiación posteriores. —Sacha Vignieri
 Suponemos que seguirá disponible por un tiempo.
« Última Modificación: Septiembre 02, 2023, 11:36:11 am por deneb »

cefas

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Re:Ciencia y fe
« Respuesta #16 : Octubre 09, 2023, 02:46:53 am »
"La relación entre la fe y la ciencia ha sido un tema de discusión durante mucho tiempo. Aunque algunos creen que la fe y la ciencia son incompatibles, otros argumentan que ambas pueden coexistir armoniosamente. Según el Grupo Ciencia, Razón y Fe (CRYF) de la Universidad de Navarra, “la investigación metódica en todos los campos del saber, si está realizada de una forma auténticamente científica y conforme a las normas morales, nunca será en realidad contraria a la fe, porque las realidades profanas y las de la fe tienen su origen en un mismo Dios” 12.

La ciencia se basa en la observación empírica y el método científico para descubrir verdades sobre el mundo natural. Por otro lado, la fe se basa en creencias religiosas y espirituales que no siempre pueden ser probadas empíricamente. Aunque estos dos enfoques pueden parecer contradictorios, muchos argumentan que ambos son necesarios para comprender completamente el mundo que nos rodea 3.

En resumen, aunque hay diferencias entre la fe y la ciencia, ambas pueden coexistir armoniosamente. La ciencia puede ayudarnos a comprender mejor el mundo natural, mientras que la fe puede ayudarnos a encontrar significado y propósito en nuestras vidas."

Los párrafos anteriores han sido generados por GPT-4 de Bing tras preguntarle: relación entre ciencia y fe. Como puede verse, es un resumen sencillo de la posición habitual en algunos de nuestros entornos guías, como la Universidad de Navarra, de raíces cristinas. SI la IA consultada tomara su información de datos relacionados o generados desde o por  universidades islámicas,  taoístas, comunistas, ateas, es más que probable que las respuestas fueran bien diferentes. Vista la diversidad de las llamadas "culturas humanas" , resulta difícil siempre y a veces imposible, conducir un análisis de modo que todos los lectores admitan su línea argumental y las conclusiones que vayan surgiendo. En efecto, hasta los mecanismos de funcionamiento de la razón pueden estar viciados con los axiomas existenciales de la cultura humana, llamémosla tribal, del razonador. Afortunadamente, desde que la ciencia ha llegado a ser patrimonio universal, y el pensamiento humano ha conseguido, dentro de ciertos límites, una cierta uniformidad y coherencia, en ciencia resulta sencillo desarrollar razonamientos complejos que puedan ser aceptables a una gran mayoría. No obstante, persisten todavía grandes lagunas, pozos sin fondo , en materias tan importantes como el respeto a la vida humana, la distinción animal persona, los códigos morales de cada religión, etc, donde todos sabemos que resultará difícil lograr un consenso. Sin tener en cuenta la diversidad religiosa, ocurre que en el campo de la ciencia todos nos obligamos a una común aceptación de leyes y normas, y a una coordinación mucho más rígida, pues los resultados experimentales suelen ser , aunque no siempre, poco dudables. En cierto modo, la ciencia misma termina pareciéndose a una religión universal en la que todos creyeran,  cuya constitución esencial es el conjunto de leyes físicas y de las teorías que las explican y aplican. Pero esta religión de la ciencia no consigue resolver los principales misterios del ser. Explica los fenómenos pero ignora las causas primeras. Por ello,  sin fe que las explique, y en cierto modo calme la necesidad de explicaciones últimas del ser humano, sin los dogmas  y a menudo solo supuestas certezas ofrecidas por las religiones, se carecería de los fundamentos mismos, los motivos y las claves para cualquier consideración ética que fuera más allá de los planteamientos puramente animales del ser humano, sin más horizontes vitales que mantenerse vivo y disfrutar mientras dure.  Pero incluso quienes se ven a sí mismos como seres sin fe, están obligados a sustituirla por la razón, que no deja de ser una fe en algo que todos llamamos, unánimemente, la Verdad. Por tanto, todos, creyentes en algo o no, podemos y estamos forzados a preguntarnos cómo simultanear la ciencia, de todos, con la fe, también de todos, pero a veces demasiado diversa e incompleta. Unifiquemos la fe y habremos resuelto muchos problemas.
« Última Modificación: Octubre 10, 2023, 02:49:59 pm por cefas »

cefas

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Re:Ciencia y fe
« Respuesta #17 : Octubre 11, 2023, 11:27:43 am »
A veces podemos preguntarnos por qué resulta tan sencillo y natural aceptar las premisas y métodos, los resultados y hasta las simples teorías en los diversos campos de la ciencia y por el contrario es tan complejo y difícil aceptar los mismos o parecidos componentes en las religiones. En cierto modo, podríamos afirmar que muchos de los humanos actuales son devotos seguidores de una ciencia única , la actual, sus dogmas y preceptos y son, a la vez, rebeldes  y difíciles  a la hora de aceptar su equivalente religiosa. Científicos poco religiosos.  En cierto modo, puede llegar a entenderse. En efecto, la ciencia, como disciplina mental, tiene , en los humanos, unas características parecidas, y sus herramientas, la razón, el sentido común, la experimentación, son las mismas para todos. Lo mismo podría suceder respecto de la fe religiosa, pero la diferencia esencial, la causa de las dificultades, puede radicar en otro aspecto que vamos a examinar. Tanto la ciencia como la religión, en su acepción más amplia, coinciden en su objetivo inmediato: dar una explicación , dotar de sentido a la realidad.  Pero divergen en la definición de realidad. La ciencia limita el concepto de realidad a lo tangible, visible y audible, lo sensible, lo experimentable, mientras que para toda religión bien establecida, la realidad abarcará lo tangible y lo intangible, lo físico y lo mental, lo natural y lo sobrenatural, el todo.  La ciencia explica el mundo físico y la religión afirma explicar la realidad completa, el todo. Así visto, ambas materias coinciden solo parcialmente en sus objetivos pero difieren notablemente en sus métodos, pero hay una posibilidad de entendimiento: el todo para la ciencia se reduce a una parcela, el mundo físico, y es potencialmente ilimitado para las religiones. A favor de la ciencia deberíamos decir que su parcela de estudio es ampliable sin límites establecidos, llegando, en el mejor de los casos posibles, a extenderse hasta el mismo objetivo absoluto de las religiones. Si lo lograra, ambas materias coincidirían. Es más, podría llegarse a algún caso de civilización perfecta, en la que ambas, ciencia y religión,  fueran una misma cosa. Esta situación perfecta e ideal, sin embargo, no podría llegar a darse en la Tierra actual, simplemente por exigencia de los padres fundadores de la que llaman ellos ciencia moderna, al exigir pruebas experimentales antes de aceptar un nuevo conocimiento, negando, de facto, la posibilidad de existencia a los conocimientos no experimentales, asunto que no deja de ser una petición absurda y fuera de toda lógica. Como ejemplo simple, muchos axiomas básicos relativos a la razón, no pueden probarse más allá de su aceptación universal y necesaria, como ocurre con los principios racionales, como el de identidad y el de no contradicción, y los relativos a la ética y moralidad universales ... Si aceptamos que ambas, ciencia y religión tienden, en común al conocimiento de la realidad en su sentido más amplio, podemos comenzar a examinar la cláusula de la necesidad de la prueba experimental para todo conocimiento posible. La Realidad ( con mayúscula en su sentido más amplio, que abarca lo sensible y lo no sensible, hasta el todo absoluto) no queda así reducida a un universo como el que nos rodea, en el que todos sus componentes conocidos obedecen a leyes precisas y se muestran dispuestos a obedecerlas sin excepción. La Ciencia ( del todo, con mayúscula) dirigiría ahora sus preguntas a todos los posibles objetos de estudio , a todos los niveles y en todas las circunstancias. Llegamos ahora a una postura uniforme. Solo quedaría validar los métodos de prueba que serían aceptables, incluidos los experimentables , desde luego, pero no en exclusiva, sino ampliables a los logrados por la razón, la experiencia e incluso, aunque suene extraño en el siglo XXI, la revelación. Así lograron, por ejemplo, los nativos americanos del siglo XV llegar al conocimiento de otras culturas, otros humanos y otros continentes... y, de facto, todos los humanos llegamos a la ciencia a través de la información recibida, revelada por otros. La validez de esos conocimientos deberá  estar avalada por su fiabilidad, la experiencia anterior y su compatibilidad con el resto de conocimientos y, en cualquier caso, con los principios de la Razón.
Llegados a este punto, hemos de admitir que una buena Ciencia no debe estar limitada por condicionamientos ligados a su propia limitación actual sino, y solo en situaciones límite, por las exigencias de la Razón. Así hermanadas, Ciencia y Religión caminarían juntas en pos de un mismo objetivo: El conocimiento del Todo y nuestra relación con él, que daría sentido a la existencia de cuanto es o existe.
Otra  conclusión de cuanto antecede es que cualquier religión que opte a considerarse apta para el consumo debe respetar dos condiciones previas: 1.- Pretender explicar el todo y sobre todo hacerlo , y 2:_ Ser compatible con los criterios de la Ciencia y de la Razón. Si no cumplen el primero, pasarán a la categoría de religiones parciales, particulares, filosofías más o menos complejas o creencias tradicionales, más o menos folklóricas o serias. Si no cumplen el segundo, fundamentalmente si son incompatibles o contrarias a los principios de la Razón, deberían ser cuidadosamente analizadas antes de proponer su reclusión, cuando proceda,  en el Gran Museo de las creencias antiguas.
Corolario: independientemente de que la ciencia actual derive o no en Ciencia del Todo, las religiones actuales deberían examinar seriamente si son tales, explicando el todo y respetando ciencia y razón  o son simples filosofías que lo pretenden, y si sus objetivos y métodos contradicen algún principio racional  o axioma moral, de modo irreversible. Como resumen final, concluiremos afirmando que solo una Religión puede llegar a ser completa y consistente y sin conflicto  con la Ciencia. Ambas en busca de la Verdad.

petrusdoa

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Re:Ciencia y fe
« Respuesta #18 : Febrero 11, 2024, 02:35:44 am »
Hay mentes que ya desde la infancia, se plantean cuestiones trascendentes como algo obvio y natural. A menudo los niños, en su inocencia sin marchitar, nos hacen preguntas que, ya mayores, no nos haríamos. Se de uno que, mirando al cielo de noche, en un lugar desde el que aún hoy se ven muchas estrellas, preguntaba: ¿ Dónde está la pared del fondo ?  Desde entonces acá ha leído mucho sobre ese asunto y todavía puede preguntarlo sin que nadie sepa qué responderle; es más, sin que nadie sepa siquiera si esa pregunta tiene sentido. Sabiendo que hasta la lógica matemática, tan sublime, lleva en sí misma un germen de limitación, eso tan retorcido que llamamos proposiciones indecidibles, por ejemplo, habrá que sospechar que la ciencia humana en general posee sus propias fronteras, ante las que solo caben tres posturas: la humilde de reconocerlas, la soberbia de sufrir por saberlas y la cuerda, la cordura de reconocerlas y, sin embargo, luchar para ampliarlas, en lo posible, aunque solo sea un poco más.