Ayer, día de la Epifanía, manifestación, del Señor, y como en casi todo el mundo hispánico, los llamados Reyes Magos, versión moderna de los magos de oriente llevando ofrendas a Jesús, protagonizaron la fiesta de los más chicos de la familia. Esa hermosa tradición según la cual , en la noche del día cinco al seis de enero los reyes magos recorren nuestros pueblos y ciudades y dejan a los niños regalos y juguetes, ha vuelto a vivirse, y pocas escenas son más tiernas que la de los niños despertándose temprano para correr a ver si esa noche han pasado los reyes, han dejado sus juguetes en el lugar acostumbrado y los pajes y hasta los camellos han dejado pruebas de su presencia y su apetito en los obsequios comestibles que se les había puesto antes de ir a dormir... En mi caso, de niños, poníamos los zapatos con nuestros nombre para no ser olvidados , y se les dejaba algo de comer, dulces, para los pajes, y cebada o paja para los camellos, y siempre había en la mañana alguna señal clara de su paso, si bien nunca conseguíamos descubrir el momento feliz en que se dejaban caer por nuestra casa.
En el mundo actual, todo esto se acompaña, al menos en España, de cabalgatas y desfiles la noche anterior, en las que no faltan las carrozas de cada uno de los tres, tres, Gaspar, Melchor y Baltasar seguidas de camiones llenos de cajas y envoltorios de los regalos que van a repartirse, y pajes y personajes varios, incluso bomberos con sus altas escalas, ayudantes en esa labor.
Ahora bien, si se pierden unos minutos en seguir estas celebraciones, que suelen organizar los ayuntamientos y concejos , a menudo se nota la escasa o nula cultura cristiana por parte de algunos comentaristas , cuando no de alcaldes y autoridades presentes. Nuestros magos cristianos no consta que fueran reyes, pues Mateo,2 solo los cita como "unos magos venidos de las regiones orientales ", pero aún aceptando esta deformación histórica, nuestros reyes magos seguían una estrella en busca del Rey de los Judíos, de Jesús, mientras que los comentarios festivos suelen referirse a magos , a la magia , la noche mágica, la estrella de los buenos deseos, trufada con , caso de Madrid, los inventos modernos, con una muñeco de Einstein rivalizando en tamaño con las carrozas reales... eso sí, sin referencia alguna, al menos que yo oyera, sobre el sentido cristiano de la fiesta. Según la alcaldesa madrileña, la estrella de los reyes magos era la suma de todas las estrellas de los deseos de los niños y madrileños, y hasta ahí llegaba la altura de miras del asunto, según entendí. Ignorancia o poca voluntad, vaya usted a saber. Y me extrañó y a la vez me gustó, la presencia de musulmanes siguiendo con respeto el desfile en mi ciudad. No debemos olvidar que, para el Islam, Jesús es un gran profeta y tanto él como su Madre, considerados figuran esenciales de la revelación de Dios, a través del Evangelio, libro que " contiene también la dirección y la advertencia para los que temen a Dios". ( Sura v, 50). En resumen, una fiesta casi universal en la que todos podemos participar y en la que hemos de procurar mantener su sentido original, evangélico . Que los magos de Mateo,2 nos bendigan .