Es probable que las IAs, las inteligencia artificiales, merezcan un foro propio si es cierta la importancia futura que le pronostican los expertos en futurología. Mientras llega, y conociendo un poco el mecanismo íntimo de todas ellas, Deneb prefiere tratarlas como una rama desarrollada de la Informática y, en definitiva, un híbrido entre la electrónica, la lógica y la matemática aplicada. Y a propósito de esa importancia, sesudos varones administradores de premios mundiales las han encumbrado ya a lo más alto del reconocimiento humano, a saber, al premio Nobel. Lo publican todos los diarios del mundo:
Un premio Nobel de Física inesperado y controvertido el de este año, incluso para los propios galardonados, dice ABC, por ejemplo. La Academia sueca lo ha concedido al estadounidense John J. Hopfield (Chicago, 1933) y al británico Geoffrey E. Hinton (Londres, 1947), los reconocidos 'padrinos' de la inteligencia artificial, por su trabajo en el desarrollo de las redes neuronales artificiales, que permiten a las máquinas "aprender" ( entrecomillo esta palabra por mis reticencias a aplicarla a las máquinas.)
Otro Nobel de este año ( Química) ha premiado el trabajo de David Baker, Demis Hassabis y John Jumper por su trabajo centrado en las proteínas, pero realizado mediante un modelo de inteligencia artificial llamado AlphaFold2 con el que han examinado y valorado unos 200 millones de proteínas.
Tras estos dos ejemplos, resulta fácil pronosticar que las IAs van a tener un porvenir glorioso en la historia de la ciencia. Esperemos que en el futuro no las dediquen a mejorar los sistemas de destrucción que los más pesimistas imaginan, temen y hasta anuncian.