Tal vez estemos en plena sequía de descubrimientos notables, o tal vez no estemos viendo la lluvia benéfica que, sin duda, cae cada día desde la nave de la Ciencia médica sobre el mundo en forma de nuevos o mejorados fármacos. Se leen casi a diario pequeños, perdón por lo de pequeños, avances en el tratamiento de algunos cánceres, por ejemplo el de páncreas, avances en la lucha contra bacterias resistentes, tecnologías avanzadas en el manejo de la cirugía, pero se echa de menos, desde hace días, ese avance espectacular que cambiara la vida de millones de enfermos o que asegurara, por fin, la desaparición de algún virus peligroso. por recordar algo notable, la reaparición del sarampión en algunos países, posiblemente gracias a la perseverancia de los antivacunas, impasibles ante el peligro y a veces peligrosamente cerca del poder. Ayer la tosferina, ahora el sarampión, mañana no sabemos qué otro peligroso virus o microbio tomarán el relevo aprovechándose de la estupidez del homo sapiens.