Instalados en la seguridad

[cefas]

Primeros días de marzo de 2022. Ahora no es el coronavirus el que amenaza nuestra seguridad y aún nuestra vida, como ocurría hace dos años. Ahora son las seis mil ojivas nucleares de Putin las que penden amenazantes sobre nuestras cabezas. Y por supuesto, indirectamente, las otras seis mil de los demás concursantes en este concurso de potencia de destrucción organizado por don Vladimiro Vladimirovich Putin. ¿ De qué seguridad hablamos ?. Casi todo el mundo miraba al cielo últimamente, elucubrando sobre la probabilidad de caída de algún asteroide, en una especie de juego científico técnico sobre cómo haríamos para  reducirlo a polvo. Y he aquí que nuestra seguridad se ha roto repentinamente. Lo que ahora tememos es que el susodicho nos envíe alguna de sus seis mil armas nucleares, nos incinere a la mitad y a la otra mitad nos haga brillar en la oscuridad como a zombis radioactivos...
Frente a mí hay una imagen de Cristo resucitado, que el autor interpretó como enseñando a Tomás sus llagas... y hoy de pronto, mientras la miro, me parece que la imagen me dice otra cosa: mantente tranquilo, Cefas, Yo estoy aquí, como siempre y para siempre.   Y yo añado por mi cuenta: lo siento por los incrédulos, que no lo saben, aún.

[cefas]

Esta tarde, un conocido mío me dice, un tanto asombrado, que están diciendo por la radio que hay gente comprando más Yodo  de lo habitual, ¿ por qué?. Le digo que tiene que ver con la amenaza de Wladimiro el Amenazador sobre el uso de armas atómicas y la radioactividad resultante, en su caso. Hay gentes que, una vez instalados en la inseguridad, acabarían saliendo a la calle con casco de obra, traje de apicultor, botas de seguridad, piolet y doce metros de cuerda, una bombona de aire a presión en la espalda, y un botiquín de curas de urgencia provisto de antídotos contra todos los venenos y tóxicos posibles , sin olvidar finalmente llevar el documento de identidad bien sujeto entre los dientes. Un alivio para los ángeles de la guarda, supongo.

[piem135c]

Estoy un poco asustado, nunca había visto lo que he visto hoy. Esta mañana, en el supermercado de mi barrio, he visto estanterías vacías, y letreros en los que se avisaba de que se limitaba la compra de ciertos productos, en mi caso el aceite de girasol, a dos litros por persona. Ucrania está a varios miles de kilómetros, pero los efectos de la guerra , añadidos a la inflación anterior, han empezado a sentirse en la España feliz de hoy. Tampoco había leche de la que suelo comprar, y los medios avisan de que la huelga de transporte producirá desabastecimientos. Por fortuna, aun podemos decirlo en público. En algunos países ni esto se permite. Todavía no ha aparecido la censura impidiendo difundir noticias como estas... y por ahora no preocupa lo del yodo, estimado cefas.

[cefas]

Desinstalados de la seguridad, así empezamos a vivir 2022, los europeos al menos. Vivíamos en la seguridad de una vida más o menos cubierta en sus necesidades esenciales, asegurados sanitariamente, educación gratuíta y unos ingresos medios nunca satisfactorios del todo, pero aceptables en conjunto. De pronto, la pandemia nos puso en riesgo vital y cuando, a base de vacunas y antivirales creemos ir saliendo del paso, llega la guerra. Pero ya no solo la guerra en un país más o menos próximo, sino la sombra de la guerra total, la Tercera, cuando el matón del pueblo tiene la pistola más mortífera del mundo y amenaza con matarnos a todos los vecinos. Un matón que ya ha empezado la matanza y que seguramente ahora ya no sabrá como puede pararla. Porque eso es lo terrible de algunas conductas, cuando se sobrepasa de pronto la línea roja de las responsabilidades penales. Una vez sobrepasada, no hay más marcha atrás que  el arrepentimiento,  pedir perdón y esperar que te lo concedan. En la vida de cada ser humano puede haber algunos momentos en los que que de nuestra decisión dependan asuntos importantes de las vidas de otros, vidas que podemos cambiar drásticamente con nuestra decisión y a las que , si erramos, causaremos daños irreparables. Declarar una guerra es uno de esos momentos y una de esas líneas rojas. Alguien la ha cruzado en Ucrania. Le compadezco y doy gracias por no haber sido yo. Ni nosotros. Y en esta tormenta de inseguridad y peligro, espero que el mundo busque apoyo en la base misma de su existencia, el Dios que nos creó. Aunque, viendo lo que ocurre a mi alrededor, parece que hay mucha gente que aún no es, o no quiere ser, consciente de la situación.

[deneb]

Hoy me he recordado de un enemigo que a veces tenemos en nuestras casas, ese lugar en el que, de ordinario, terremotos y guerras aparte, nos sentimos más seguros. Vamos a dedicar unas líneas a un viejo conocido, del que escribimos muy poco, que casi nunca recordamos, en el que apenas nos fijamos en nuestra vida diaria, y del que es casi imposible escapar, porque es invisible hasta para el microscopio. ¿ De quién hablamos hoy ? Del gas Radón. La exposición prolongada al gas Radón es la principal causa de cáncer de pulmón, después del tabaquismo, y la primera entre los no fumadores. Cada año, 1500 españoles mueren por esta causa. Y se cuela en viviendas. Cómo lo hace?. Vamos por partes:
1.- El radón es un elemento químico, en concreto un gas noble, químicamente poco activo en apariencia...  En su forma habitual es un gas incoloro, inodoro e insípido. De número atómico 86 y símbolo Rn.  Su isótopo más frecuente tiene  136 neutrones, el Rn222, ( 86+136). Viendo este número de neutrones, con mucha "gente" en el núcleo, debemos sospechar que sea radiactivo. Lo es. Procede de la desintegración del radio, Ra 226.
2.- Hasta aquí, parece un elemento radiactivo, dentro de lo que sospechamos, normalito, uno más de los peligrosos, pero que suelen estar en lugares protegidos ad hoc, laboratorios, ... pero éste vive en nuestras casas. El radón está oculto y difuso en terrenos como los granitos y otras tierras, se difunde desde ellos y se acumula, poco a poco, en sótanos y pisos bajos y, también poco a poco, con sus productos de desintegración, minan la salud de los habitantes de esos lugares y les provocan, a menudo, con esas frecuencias que suelen parecernos sin importancia, enfermedades como el cáncer de pulmón.
3.- Hay regiones, zonas dentro de ellas y circunstancias constructivas que pueden incrementar el peligro de este gas. Naturalmente, las minas de materiales radiactivos pueden y suelen ser las menos saludables, pero hasta los materiales de construcción, a veces importados de lugares lejanos, podrían traer con ellos su carga de radón incorporada... Las cifras reveladas al comienzo son, si son ciertas, que lo parecen, como para dedicarles un poco de atención y tomar alguna medida. Ni fumar, que es un billete premiado a menudo, ni respirar Radón. Afortunadamente, hay un método barato para deshacerse, en buena parte,  de este elemento : ventilar. Si tuviera dudas, consultaría a mi médico que, probablemente, me recomendaría, también, buscarme un contador de radiactividad, o alquilarme uno de vez en cuando. En resumen, casi lo mismo, gastando algo más,  que haría si encontrara mi sótano infestado de ratones. Un buen gato haría casi gratis ese trabajo, pero por ahora no se ha descubierto la mascota biológica o química que nos proteja así. Lo que más se le parece es un buen ventilador o, si se puede, vivir en un piso alto.