En la búsqueda de soluciones a muchos problemas reales de muy variada naturaleza se suele partir de una información muy escasa o a veces mínima que, disponible o supuesta, sin embargo es necesaria para resolverlos con éxito.. Pongamos un ejemplo: la búsqueda de un avión perdido en las montañas o el mar. La información inicial puede ser la última comunicación por radio o el testimonio de alguien que afirma haber visto u oído algo extraño en determina hora o en cierta dirección., Serían los datos disponibles o, a veces, supuestos que hay que valorar. En ocasiones, solo tendremos la seguridad de que el avión ha caído entre Valencia y Mallorca, y solo dispondremos de hipótesis generales que tendremos que cuantificar, Con tan escasos datos o hipótesis, y aplicando los análisis, conocimientos y procedimientos adecuados, se obtienen las primeras aproximaciones probables a la futura solución completa, la localización del avión. Este sería el primer paso. A continuación, y con las aproximaciones conseguidas, que pasan ahora a ser los nuevos datos disponibles, se repite el procedimiento, en una segunda etapa, que nos acercará, si la dirección es la adecuada, a la solución definitiva. Y así en pasos sucesivos.
A veces, los datos o conocimientos iniciales son escasos, o apenas conocidos. Incluso en ocasiones, solo son hipótesis posibles e incluso meras opciones alternativas. Pongamos un ejemplo: ¿ Existe Dios ?. Los datos o certezas disponibles, para un ateo serán mínimos, tal vez solo se pueda plantear una disyuntiva simple, dos opciones opuestas, sí y no. Para comenzar la búsqueda, se suele dar un valor estimado a la probabilidad de cada una de ellas. Son los llamados datos a priori ( antes de ). Para no complicarnos desde al principio, podemos elegir " a priori" el 50%, para ambas. Una vez disponible este dato común, podemos analizar y aportar las pruebas o razones en pro y en contra de cada una de las opciones, razones y pruebas que, poco a poco o de pronto, acabarán por modificar ese 50% reforzando una opción y debilitando la otra. Llegaremos así, tras esa primera etapa, a un nuevo reparto de probabilidades, tal vez 70%, 30%. La segunda etapa comenzará ahora desde esos valore y deberemos aportar nuevas pruebas positivas o negativas hasta concluir, racionalmente, con unas conclusiones que aporten nuevas probabilidades a las opciones.... y este proceso de búsqueda repetido, puede ser, lo es de hecho, un método que nos ayude, repeticiones incluidas, a contestar a la cuestión propuesta. Desde luego, si la probabilidad de una de las opciones crece notablemente, la posición mental ante ella cambiará también sustancialmente. No es lo mismo partir del 50% 50% que partir del 70% 30%. Entonces tendremos que hablar de indicios, y cuando hay indicios o fuertes indicios, la postura ante el problema cambiará radicalmente.
Si aparece un trozo del fuselaje a media milla de Palma, la probabilidad de una de las opciones subirá rápidamente y hasta habrá que modificar las áreas de búsqueda... Podemos intentar usar este método en la búsqueda de Dios. Aunque usemos el 50% inicial, enseguida encontraremos indicios, argumentos filosóficos, históricos, antropológicos, que valorados adecuadamente, alumbren el camino..