Siguiendo con el relato de circunstancias que pueden y deben modificar la probabilidad de las creencias en la existencia E o inexistencia NE de Dios que, recordemos, supusimos el 50/50% al iniciarlas, traigo aquí una información más, que debería ser sustancial. Se trata e la existencia de los milagros. Entendemos el milagro como una experiencia en la que se contrarían las leyes naturales produciéndose un resultado que en modo alguno puede esperarse de ellas. Un ejemplo sería observar que alguien, con sus fuerzas normales, levanta en el aire un peso desproporcionadamente grande, o que una grave herida sangrante cicatriza en unos segundos totalmente, etc. En cualquier caso, el milagro al que nos referimos, para poder valorarlo en el sentido que aquí buscamos, se referirá siempre a un acto relacionado con una experiencia religiosa que tenga a Dios y sus santos como actores protagonistas. Está claro que una mente positivista atea no reconocerá fácilmente un milagro como tal y lo clasificará inmediatamente como un hecho anormal al que debe buscar una explicación racional y física, pero también debe tener claro que, pensando racionalmente, si existe Dios, que será el autor de las leyes físicas ordinarias, podrá actuar del modo que desee, y alterarlas cuando guste, siendo ello completamente racional. En el mundo religioso, casi todos los credos presentan sus milagros como refuerzo de sus creencias, es un hecho. Pero si analizamos los que se presentan, la inmensa mayoría se refieren a los hechos fundacionales o a los que, supuestamente, realizó su fundador o sus discípulos primeros. En la Iglesia católica, los milagros no son tratados así. De hecho, en el catolicismo son hechos casi ordinarios, se producen a menudo, son estudiados, analizados y, aprobados como tales o no, suelen servir, entre otros, a un fin muy conocido: el reconocimiento de la santidad de sus miembros. Cada año, el Papa suele declarar santo, o elevar a los altares, a algunos files destacados por su virtud, su fe y sus obras. El proceso mediante el cual se lleva a cabo esta declaración incluye, salvo en caso de martirio, que no se exigen, la necesidad de que el candidato a beato o santo consiga que ocurra un milagro que le sea imputable . No vale algo que alguien crea que es milagroso. La Iglesia, mientras dura el proceso, examina cuidadosamente la vida, virtudes y hechos del posible santo, y los va declarando virtuoso, heroico, venerable, etc pero para aprobar el primer gran paso y declararle Beato, debe ocurrir un milagro, y para el siguiente, Santo, otro.. El milagro suele ocurrir cuando alguien recurre a la intercesión del posible beato o santo y le pide algo extraordinario, por ejemplo la curación de una enfermedad incurable mortal que le aflige. Si se cura de modo que no haya explicación médica o científica posible, el asunto se lleva primero a un comité de expertos, científico, que dictamine si el hecho es explicable o no. Si dictaminan que es inexplicable para la ciencia, pasa a otro comité de expertos que lo examina de nuevo desde el punto de vista religioso. Solo después de ambos filtros, el suceso puede ser declarado milagroso y el Papa pasará a declarar al candidato, primero beato y, más adelante, con otro hecho milagroso nuevo, si se produce, santo. Como se sabe, cada año se producen normalmente varias beatificaciones y canonizaciones, hechos que para los fieles católicos son algo normal. Dios es quien los puede hacer, los hace y, año tras año, nuevos beatos y santos escalan los altares. Su aprobación no es algo que se haga solo con criterios religiosos o piadosos. Debe probarse su evidencia científica. Hay algunos curiosos y notables. Traigo aquí una nota sobre uno, técnica y científicamente muy peculiar:" La colisión sufrida por el submarino peruano Pacocha, , el hundimiento del mismo y el escape libre de los marinos 22 a pulmón, dejó en evidencia ciertos eventos técnicos-científicos inexplicables que fueron calificados por autoridades del Vaticano como un milagro y atribuidos a la religiosa croata María de Jesús Crucificado Petkovic ". Esta referencia está tomada de Internet y está relacionada con el proceso de beatificación de la religiosa que se cita y, si recuerdo bien, se trataba de que la fuerza necesaria para realizar la maniobra que salvó a los tripulantes atrapados era muy superior a la que puede desarrollar un ser humano. el mismo que la llevó a cabo invocando en esos momentos la intercesión de la religiosa citada , a la conoció en vida. Sin embargo, muchos se refieren a curaciones extraordinarias. El hecho de que sean , todos, examinados por expertos científicos, antes de ser declarados extraordinarios, garantiza la seriedad y objetividad del procedimiento. También son frecuentes en determinados lugares, como Lourdes, donde, a su vez, disponen de procedimientos de valoración respetables. Como se ve, Dios, en su Iglesia, garantiza con ellos la santidad de sus siervos más queridos. Y estos hechos milagrosos, en general, se aceptan como algo connatural al hecho de ser hijos de Dios, autor de las leyes todas que rigen el mundo y único capaz de sortearlas. Ese es el Dios que adoramos y al que llamamos Padre, el autor de la física , la química, las partículas y el vacío cuántico, el universo insondable y el delicado tejido de la materia viva ,de la luz y la energía. el único que puede hacer milagros, y los hace . quienes sigan interesados en profundizar en este tema pueden encontrar información en cualquier causa de canonización que les sea próxima. Muchas diócesis tienen abiertas causas cuyos detalles son conocidos en su comunidad católica, a veces de primera mano, por personas que convivieron en su momentos con el posible beato o santo.
Ahora, podemos modificar nuestra postura sobre la existencia de Dios, si procede.
El proceso de búsqueda iniciado en el post de 1 de abril, con un avión caído entre Valencia y Mallorca, con un Dios oculto en la bruma de la duda, se ha ido, esperamos, iluminando. La mente humana, la racionalidad, si se utiliza con rectitud, es una gran ayuda en la búsqueda. Tal vez no obligue a admitir sus conclusiones, pues somos libres, y responsables, pero ilumina el camino. El primer matemático que estudió y sistematizó los estudios probabilísticos descritos al comienzo, fue un clérigo, no católico, pero clérigo cristiano, presbiteriano. Thomas Bayes, y sus técnicas , llamadas de estadística bayesiana, son hoy claves para determinar cosas como la eficacia del análisis del PSA, la relación tabaco cáncer, la eficacia de una vacuna, la localización de un submarino hundido o el pronóstico del tiempo para la semana que viene. De actualidad.