Autor Tema: Diario de la acequia de mi huerto  (Leído 7709 veces)

petrusdoa

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Diario de la acequia de mi huerto
« : Abril 24, 2020, 01:43:09 pm »
Dice la Biblia que Dios colocó al primer hombre, Adán, en el Paraíso Terrenal, " para que lo cultivase y guardase", ( Genesis, 2,15). He ahí la primera ocupación humana y una descripción sencilla pero completa de su tarea, o al menos una de sus tareas, en la vida. Lo que ocurrió a continuación es muy conocido por todos. Adán incumplió sus obligaciones con Dios, y a consecuencia de ello, dejó a sus descendientes comprometidos con una Tierra que, de pronto, y por su pecado, dejó de ser un Paraíso para convertirse en algo muy diferente. Lo que probablemente debía haber sido  una ocupación placentera y gratificante, se convirtió en esfuerzo, sudor y, a veces, lágrimas, cuando la lluvia, el granizo, el viento o la sequía arruinaron los esfuerzos de quienes la cultivan.  Afortunadamente, las cosas no han sido ni son tan dramáticas para la mayoría de las gentes. Unos porque sus obligaciones o sus intereses los mantienen alejados del contacto y el trabajo con la tierra, y otros porque, la que a menudo llamamos aún Madre Tierra, ha conservado algunos flecos del encanto y la fecundidad que tuvo en su inicio, allá en el propio Paraíso.
Quien más, quien menos, casi todo el mundo tiene, a lo largo de su vida, ocasión para relacionarse con la tierra y sus labores, bien a sueldo de otros o como administrador , dueño y trabajador por cuenta propia de algún terreno o parcela agrícola. Y es entonces, en el quehacer diario, cuando surgen ocasiones mil para revivir, en carne propia, algunos sentimientos y experiencias que acaban imprimiendo carácter en el alma , el cuerpo y las costumbres del hombre que trabaja la tierra. Y este diario, que deseamos siempre inacabado, está pensado para traer aquí, a lo largo de sus mensajes, los testimonios de quienes deseen plasmar, junto al protagonista del diario, sus experiencias y sus impresiones, nacidas del contacto con esta  tierra madre que, por mandato divino, hemos de cuidar.
 

piem135c

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #1 : Abril 24, 2020, 01:53:05 pm »
Me crié, de niño, en la misma zona donde tengo ahora un huerto, que riega un canal por el que casi siempre baja agua, procedente de varios orígenes. En mi infancia era un río de riego o acequia, de un par de metros de anchura, flanqueado a tramos por cañas y otras hierbas. Había cangrejos ( autóctonos), peces, ratas y culebras de agua y hasta unas grandes almejas de color marrón. Cuando dejaba de fluir el agua, quedaban grandes balsones y recodos inundados donde se refugiaban sus habitantes. De vez en cuando, para impresionarme, mi abuelo echaba al río un haz de leña o de sarmientos ( ramas secas de la vid) y a los pocos días recogíamos, enredados en ellas,  una abundante cosecha de cangrejos, con sus amenazantes pinzas abiertas ...
Más tarde,  el río natural, de cañas y barro, se convirtió en canal , con su fuerte estructura de hormigón armado  y se sustituyeron con planchas de hierro las tomas de agua laterales. Cuando, por alguna razón, se suspendía el suministro de agua, aunque fuera solo unas horas, ya no había balsas donde refugiarse los animales. El cauce se secaba y todos sus habitantes perecieron. Apenas quedaron vivas algunas sanguijuelas y pequeños caracoles de agua negros y viscosos.
Ayer, ahora es Abril, sin embargo, de pronto, una familia de patitos pasó por delante de mí, pateando furiosamente corriente arriba,  en busca de comida, mientras en un riachuelo que se surte de sus aguas, oí que croaban las ranas de nuevo.
Ahora  bajan también , de vez en cuando, bolsas de basura y algún bote vacío (o  eso creo) de herbicida o insecticida, los restos multicolores de la limpieza de una lata de gas oil, o una alfombra de recortes de hierba de un cortacesped... Pero a veces, y parece un milagro, vuelvo a oir croar ranas y nadar algún patito. Es un retorno ( o un espejismo) de los viejos tiempos.
Eso es, al menos, lo que quiero creer. Que poco a poco algo está cambiando.
« Última Modificación: Abril 25, 2020, 10:51:45 am por petrusdoa »

piem135c

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #2 : Abril 27, 2020, 11:14:12 am »
Cenando con unos amigos la noche del sábado pasado, comentábamos la desaparición de toda vida en muchos de los ríos y canales de riego que surcan nuestra región, en el valle del río Ebro, España.
Tras su buen rato de intensa, casi acalorada, discusión, encontramos dos posibles motivos que juzgamos esenciales:
Uno es la contaminación por pesticidas, insecticidas, abonos químicos, herbicidas, etc. Sabemos que , si queremos producir rentablemente, hemos de luchar contra los parásitos y competidores, llámense ratas y ratones, pulgones, trips, o mariposas de la col. Y eso no puede hacerse manualmente, artesanalmente, dijo uno,  más que en el jardín de nuestra casa, los que lo tengan.
Hay que eliminarlos con productos  que lleguen al suelo o a toda la planta y sean eficaces, bien incorporándolos al agua de riego o, más a menudo, en forma de aerosol. Luego sucede que el agua de lluvia, si llueve, y el viento, los arrastran hasta el desagüe natural, el subsuelo, y de nuevo al río, unos kilómetros más abajo. Siempre los cauces como transportadores finales.
Otro  es la modificación de los cauces para hacerlos "más eficaces". Y eso consiste en canalizarlos con hormigón en algunos casos, en otros dragar los cauces, eliminar la vegetación de sus orillas, recodos y balsas temporales con lo cual quedarán absolutamente secos durante largos períodos de tiempo.
Desaparecen así los lugares de refugio y acogida de la fauna acuática y la muerte es el resultado. Y así están hoy las cosas.
Curiosamente, nadie alegó como causa de la degradación el furtivismo. Primero porque hoy es escaso, gracias, sobre todo, al Seprona ( Organismo policial de vigilancia de la naturaleza) y, además o tal vez , porque en un ambiente relativamente natural , es difícil agotar la capacidad regeneradora de la Naturaleza.
Sea como fuere, lo que hoy queda es apenas un remedo de la exuberante naturaleza de hace años, y si fuéramos realistas, ni siquiera puede aspirar a llamarse remedo. La palabra más adecuada, aceptada unánimemente por los presentes, fue ruina.

piem135c

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #3 : Mayo 01, 2020, 09:29:15 am »
Estos días, por fin, está lloviendo. Después de meses sin apenas lluvias, las nubes han vuelto a visitar nuestra tierra y llueve a ratos acompasadamente, a ratos con violencia. En las sierras de donde vienen las aguas de mi acequia,  nieva hoy con esas nieves de primavera que duran solo unas horas en los terrenos bajos, pero que dan al paisaje un tono invernal fugaz. Los verdes olvidados asoman de nuevo bajo la capa de hierbas ocres de invierno y todo se prepara para la gran explosión de vida primaveral. Mi acequia baja hoy exultante, plena de aguas de crecida, veladas de barros y algas arrancadas de fondos lejanos , rumorosa y feliz.
Pero mi pobre amiga tiene un mal vecindario. Desde su nacimiento en el  río principal, unos seis kilómetros más arriba, el terreno está poblado de fincas de recreo, casitas de huerta y lugares de descanso. Casi todos tienen su toma de agua, pero no de salida, ¿ Dónde tiran sus desperdicios?. ¿ Solo al compost?
Tal vez muchos lo hagan pero basta perder unos minutos observando qué arrastran las aguas y la lista es, por lo menos, curiosa: a veces se ven cosas como una lata de sardinas vacía, un frasco de conserva, de cristal, una tapa metálica, circular, de otro bote, pétalos de rosa , ramitas recién cortadas de una poda , un trozo de placa ondulada, un hueso roído, un gran arbusto seco que va tropezando en todas las curvas estorbando el fluir del agua... un poco de todo.
Y de vez en cuando, tal vez una o dos veces al año, el olor extraño del agua te avisa de que algo peor, siniestro y malévolo baja con las aguas. Nunca he sabido qué sea pero inmediatamente suspendo el riego porque el olor químico y desagradable avisa por sí solo. Espero que no sean restos de herbicida o insecticida y solo sea un inocente vertido cualquiera.
Pero ni se te ocurra decirlo en voz alta. Nadie tira esas cosas. ¿ O sí ?.¿ Se caerán ellas por su cuenta a la acequia ?

piem135c

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #4 : Mayo 04, 2020, 01:00:55 pm »
Desde hace unos días, la acequia está seca, supongo que para operaciones de dragado y limpieza. Aunque no padezco problemas de sequía, me pregunto qué soluciones "desesperadas" podrían adoptarse para salvar un árbol ( una cosecha me parece demasiado), si la sequía lo pusiera en peligro.
Expongo aquí una reflexión sobre este tema ...
El agua es necesaria, por lo menos,  para que el árbol elabore la savia, para que ésta circule y para absorber las sustancias nutritivas del suelo. Pero en cierta ocasión leí que la planta es capaz de absorber nutrientes del suelo aunque este suelo esté seco, si ella posee humedad en la raiz... algo así como la lengua es capaz de tomar azúcar seca si ella está húmeda.
Me gustaría que alguien experto me lo confirmara o desmintiera porque, si es cierto, me bastaría con humedecer, al atardecer, las hojas, de manera que mi árbol estuviera en disposición de tomar del suelo seco, durante la noche, su alimento... u otras soluciones alternativas de emergencia.
Creo que voy a someter a esta prueba a alguna de mis plantas de cierto porte ( no me fío de hacérselo a un árbol, todavía), y estudiar sus resultados.
También nosotros, visitantes, podemos hacer pruebas con una planta de maceta, en el balcón de nuestra casa. No todo está descubierto, aunque en estos tiempos de millones de investigadores en casi todos los campos, cada vez es más difícil encontrar soluciones sencillas a problemas complicados.

piem135c

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #5 : Mayo 12, 2020, 12:38:40 pm »
El boom de la construcción está llegando a mi huerto. Una tras otra, las parcelas colindantes empiezan a caer bajo el dominio del cemento y el ladrillo. Tierras feraces, que nos han dado de comer durante siglos son , ya hoy, casas, garajes, aceras y viales... Temo por la mía. La veo como un ser indefenso, amenazado de muerte por fuerzas que no conoce ni puede imaginar, lista para ser sacrificada en cuanto su dueño sucumba a la oferta inmobiliaria.
Lo peor es que la construcción se extiende precisamente por las áreas más fértiles, más "bonitas", mejor regadas, y más próximas a los lugares habitados. Dentro de unos años, a este paso, solo quedarán libres las zonas más secas y los suelos más pobres.
Y mi acequia, probablemente, lo sufrirá. Será cegada, cubierta y tal vez sustituída por las conducciones urbanas típicas: colectores de aguas residuales y tuberías de agua potable. Se terminará así cualquier procupación sobre su fauna, su flora acuática, por pequeña que fuera, su suave murmullo en el silencio de la noche y hasta su ensayo de rugido cuando baja pletórica después de una tormenta estival.
La infeliz existe ( iba a escribir "vive" ) en un país que invierte sus ahorros actuales y los que espera obtener en los próximos treinta años, en ladrillos. Cuando hayan convertido el país en un inmenso ladrillar, y todos los ahorros estén en poder de los bancos, mi acequia y yo, si aún seguimos aquí,   intentaremos paliar, yo el hambre y ella la sed, como podamos.

piem135c

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #6 : Mayo 26, 2020, 12:50:06 pm »
El erizo de agua. No es una nueva especie. Hace un tiempo encontré un erizo en la acequia. Bajaba poco caudal, cosa que le salvó la vida , y el bichejo chapoteaba en medio palmo de agua hundiendo sus patitas en el barro y levantando la cabeza para respirar. Para ser erizo, era grande, más de veinte centímetros de longitud y estaba relativamente limpio a pesar del baño en barro que se estaba tomando. Como las paredes de la acequia son de hormigón de casi un metro de altura, sin salidas naturales apenas, el animal tenía pocas posibilidades de sobrevivir en cuanto subiera el caudal, cosa que ocurre un poco al azar, cada día varias veces. Decidí que, siguiendo el principio de " Si puedes hacer un favor, hazlo", era mejor salvarlo que abandonarlo a su suerte, aun sabiendo que su suerte iba a ser la desgracia de muchos escarabajos, lombrices, saltamontes y sus familias, pero ¿ Qué quieren que les diga, dónde iba yo a encontrar otro insecticida tan ecológico como "mi" erizo de agua ?
De modo que lo saqué del agua y lo dejé un rato bajo la media sombra de un viejo peral, hecho un ovillo pero, resultaba gracioso, dejando libre un ojito con el que me observaba atentamente...
Pasó media hora y casi seco, se levantó y, con ese medio trote porcino que usan, se fue a descansar a la sombra de una gran maceta, con la cara, eso sí, vuelta hacia mí, que pasaba y repasaba cerca de él sin que se inmutara. Supongo que, una vez que decidió que yo no debía ser carnívoro ( me tomé un par de hojas de peral ante él para demostrárselo), se movió hacia una gran mata de yedra que cubre lo que queda de un viejo tocón de melocotonero. Allí se ocultó y no quise molestarle más.
No sé qué fue de él, ni he recibido ninguna muestra de agradecimiento pero, a veces, cuando he regado, a la mañana siguiente veo, en el barro fresco, huellas de patitas que bien pudieran ser las suyas. Espero que me haya adoptado y cuide mi huerto desde su nueva casa de sombra y yedra. Allí me lo imagino, mientras descanso en mi hamaca, vigilándome,  por si alguna vez soy yo el que se cae a la acequia. Favor con favor se paga, también en lenguaje de erizo.
« Última Modificación: Junio 02, 2020, 05:43:28 am por petrusdoa »

piem135c

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #7 : Junio 02, 2020, 05:47:14 am »
En mi huerto hay una pequeña construcción, una casita de una sola planta y terraza con cubierta de placa ondulada de plástico que el viento amenaza con llevarse cuando sopla irritado.
Apenas unos metros para un sitio donde merendar con algunos amigos y protegerse de la lluvia y el frío en invierno y de los rayos (espero) y tormentas de verano.
Pero en esa casita hay una mina. No está debajo, en túneles o excavaciones. Está en el tejado, y es una mina de agua. La de lluvia, la que cae lentamente los días de invierno y con furia en las tormentas estivales .
Cuatrocientos o quinientos litros de agua limpia por metro cuadrado que,  multiplicados por la superficie de la terraza ( unos veinte metros cuadrados), arrojan la impresionante cifra de hasta diez mil litros de agua cada año , diez metros cúbicos de agua limpia, casi destilada y, sobre todo, gratuita. Y solo con un tejadillo de 20m2.
¿ Que qué se puede hacer con tanta agua? Lo primero, disponer de un depósito o depósitos donde almacenarla. Luego, servirá para regar hortalizas, flores, algún arbolito con problemas, disponer de agua para sulfatadoras, lavarse las manos, etc etc. Con el permiso y la colaboración de la acequia, hoy un poco celosa por falta de protagonismo.
Y puestos en lo peor, si llega un momento de sequía total en que peligre la vida del huerto, allí estará el agua de mi mina, para un riego de socorro que le permita sobrevivir hasta la próxima tormenta.
Se podría expresar un : Teorema de mi mina de agua.
Para toda parcela de 100m2 donde la lluvia anual es de 500 l/m2, cada m2 que se destine a recogida de agua de lluvia para riego de socorro, permitirá otro riego de 5.05  l / m2 en los 99 m2 restantes.
Demostración: Agua recogida 500 l. Superficie a regar 99 m2. Lluvia equivalente 500/99= 5.05 l/m2.
Si reservo 2 m2 cada 100 de parcela, el riego de socorro será de 10 l/m2, que ya es un riego significativo, con solo el 2% de superficie reservada..
E imagino mi país, poco lluvioso aquí, con pequeños retazos en cada parcela destinados a recoger agua de lluvia todo el año. Cuando una primavera llegue seca y desabrida, esas aguas reservadas pueden ser el riego que permita salvar una cosecha o redimir unos árboles.
El problema estará en el precio de los depósitos pero el contenido es gratuito y, por ahora, de calidad garantizada, salvo que haya cerca una industria contaminadora sin filtros.....

piem135c

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #8 : Junio 28, 2020, 01:03:13 pm »
La acequia está en el paro primaveral , su paro anual, el de mantenimiento obligado, para limpieza y  reparaciones. Por supuesto, no la he inscrito en las oficinas de paro correspondientes , tan abundantes para los humanos en este país y esta época, aunque creo que, si esto sigue así, la pandemia y sus repercusiones acabarán afectando hasta a las acequias. Lo que suele ocurrir en estos casos es que el período de descanso dura poco, un mes o dos como mucho, que se emplea en dragar los fondos, eliminar barro y depósitos de arena y, a veces, solo a veces, mejorar estructuras y tapar fugas. Y este año, además, ocurre  que llueve generosamente y las aguas nuevas, aun innecesarias, se pierden río abajo hasta el embalse que las termina recogiendo. Estos días la he visto serena y tranquila, adornada con las burbujas de la lluvia fuerte de esta primavera, ofreciendo el don de sus aguas a una tierra fresca y húmeda que no las necesita. Pero esta situación pasará. Los soles de Junio , y si no, los de Julio, terminarán imponiendo su ley, se acabará el paro y tornará a su diario quehacer de repartir agua y vida a su alrededor, como hizo siempre. Como deberíamos hacer los humanos.
Ayer llovió abundantemente. Una fuerte tormenta  primaveral acreció las aguas, que durante varias horas bajaron teñidas de sienas, ocres y verdes de algas y hierbas arrancadas. Hoy, hacia mediodía, mientras hago mi visita diaria a la acequia, por comprobar , rutinariamente, su estado y caudal, me sorprende una escena poco habitual: en medio de la suave y ya limpia corriente , anclada a un pedrusco que reposa en el centro del cauce, se balancea, como un bote en el puerto ,  una vieja puerta lacada en blanco, con su marco, sin el cristal que seguramente llevó durante años. Un poco más arriba, a unos quince metros, también varado, algo oscuro, geométrico, recio y fuerte como una viga. Es en efecto un trozo de viga de madera, de dimensiones aproximadas 40 x 40 x100 cm. Un verdadero coloso. El agua rodea su cintura pero es incapaz de moverlo. Alguien ha aprovechado la oscuridad de la noche, aguas arriba, para dejar en la acequia, como si de un vertedero se tratara, los trastos y residuos que le estorbaban…
No voy a criticar al que lo haya hecho. Bastante tiene con ser capaz de hacerlo. Pero sí debiera criticar a quienes alardean de amor a la naturaleza, se erigen en nuestros representantes para defenderla, cobran de ello y después , en resumen, permiten que casi todo siga igual, y se ensucien los cauces de ríos y acequias, los ribazos y los caminos, y florezcan, es un decir, pequeños vertederos en cada rincón ... y poco o nada cambie o se arregle  hasta que, eso sí, de pronto, casi milagrosamente, cambian de talante, se preocupan por todo y de todos y hacen renacer nuestras esperanzas… hasta que descubrimos, de nuevo, que las esperanzas solo se nutren del hecho de que se aproximan las siguientes elecciones. Entonces, como en una nueva primavera, florecen otra vez las viejas promesas y los emocionados discursos y loas a la madre Naturaleza y a la belleza  de nuestros hermosos países, belleza que  prometen, muy seriamente,  defender, desde hermosos despachos y mullidos sillones. Esas falsas primaveras son siempre cuatrienales, o sea, cuatrianuales .
Pero hoy no era el caso.

piem135c

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #9 : Julio 06, 2020, 03:55:29 pm »
Por desgracia, confirmando sucesos como los que comentaba en el mensaje anterior, ese tipo de cosas se sabe que ocurren en todas partes. Hace años, en los alrededores de mi pueblo brotaban varias fuentes, que daban origen a pequeños arroyos, con sus peces y todo. Eran los años 80. Llegó la ola de modernidad y se hicieron pozos y tomas de agua potable para atender a aldeas y caseríos y, si se terciaba, a urbanizaciones o viviendas aisladas. Una tras otra, todas las fuentes se secaron.  Los pozos sobraban, sin duda, pero en un país seco como España, ante todo hay que dar de comer al personal y el agua es indispensable, y en cantidades increíbles sobre todo al ritmo de vida actual. Se llenaban piscinas, se organizaban preciosos jardines, y se disfrutaba del agua, sobre todo en las segundas viviendas , en las grandes mansiones, para el ocio y los fines de semana... sobre todo por parte de las gentes con gran poder adquisitivo. Por desgracia, como ha sucedido a menudo ( por evitar el absolutismo del siempre), el pobre e incluso el ciudadano medio no suele ni puede permitirse demasiados jardines, tan solo algunas macetas, ni  piscinas privadas, un grifo y un buen barreño las pueden suplir, y ni siquiera, a veces, un bonito paisaje tras la ventana. Pero incluso sin fuentes ni arroyos, lo que sí puede y debe permitírsele al pobre  es que sus vecinos no le estropeen lo poco que aun le queda, aunque solo sea la visión y el disfrute de las aguas modestas de riego, viajeras perpetuas en sus viejos cajones de cemento, profanándolos con colchones y somieres viejos, latas de conservas, botellas vacías y restos de todo tipo y condición.
Se supone que existen autoridades para poner orden y fomentar buenas costumbres pero, si no se enseña esto en la familia y en la escuela, no se aprende de los libros y menos aún de las sanciones. Yo vi una vez a un pescador beberse una botella de cerveza y tirar la botella vacía directamente  a las aguas del río que le daba la pesca. Y esa persona, además, se dedicaba, profesionalmente, se suponía, a educar. Hechos como éste deberían conocerse. Hacer una fotos, ahora que todos portamos una cámara en el celular, es algo sencillo que antes no se podía hacer. Publicarlas en la web del ayuntamiento de la localidad donde ocurren causa sensación, y ayudan a mejorar las conductas, aunque los culpables no estén al día en esos asuntos informáticos. Pero a lo mejor el alcalde sí lo está, y le entra un poquito de vergüenza. Yo suelo llamar a la Policía local en cuanto observo algo irregular en la acequia sobre estos tema, y aseguro que siempre vienen y se mueven y dicen que buscan ... tal vez los que amamos la naturaleza nos callamos demasiado y demasiadas veces. Y los guardas y policías no pueden acudir donde se les necesita si los que presenciamos el desaguisado no les ponemos sobre aviso. Y sí, termino confesándolo, también es cierto que resulta difícil criticar duramente al pescador de la cerveza cuando en el fondo del río sé que descansa algo que fue mío y no debería estar ahí...
« Última Modificación: Julio 06, 2020, 04:09:27 pm por petrusdoa »

piem135c

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #10 : Julio 19, 2020, 05:50:40 am »
Hay, enfrente de mi valla, en el lado de acá de la acequia, un muro de hormigón de mis vecinos que alcanza casi tres metros desde el fondo de la acequia hasta su coronación. Es un muro ilegalmente construido. Deberían haber dejado un espacio libre de un metro como servidumbre de paso junto al río pero, ya se sabe, en algunos lugares cada quisque ( modismo) hace lo que le da la gana. El hecho es que a esos tres metros de altura, en el borde del risco,  ha nacido una yedra verde amarillenta que, por lo visto, pasa sed. Y digo que la pasa porque ayer observé que ha enviado, como un mensajero , un largo tallo, sin hojas ni nudos, casi un simple tubo,  hasta el agua, tres metros más abajo. Allí, mojadas en la corriente, ha desarrollado un par de hojas nuevas que se bañan continuamente. Supongo que a lo largo del tallo de apenas tres milímetros de diámetro, sorberá el agua que necesita la planta madre en su atalaya. Maravillosos los trucos que la naturaleza va creando para resolver los problemas de sus habitantes. Ese pequeño tallotubo, luego he visto dos más, supongo que absorbe agua de la acequia por un procedimiento inventado probablemente hace millones de años, cuando ningún ser humano pisaba aún la tierra. Y aún sigue ahí. Cuando faltemos y todos nuestros inventos se pudran al sol poco a poco, estos tallotubos seguirán bombeando su agua como siempre se hizo, indiferentes a nuestra presencia y nuestra ilusa ciencia que, por conocer las leyes de la física, se cree capaz de dominarlas...

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #11 : Julio 22, 2020, 06:18:56 am »
Ayer, en mi huerto, y sin yo enterarme hasta bien tarde,  se celebró el día del pájaro. Todo parecía ir bien para mirlos, gorriones, currucas y verdecillas, pero cerca del mediodía,  algo se desquició en el mundo de los pájaros. No cayó ninguno a la acequia, que yo sepa, pero un par de ellos rozaron la tragedia. Afortunadamente rondaba yo por allí en mi día bondadoso ( un par de ellos al mes, no vayan a creer otra cosa), y eso los salvó.
El primero, la primera si soy exacto, fue una hembra de jilguero, que quedó atrapada en una red antipájaros con la que pretendo proteger de su apetito  una fila de lechugas y otras delicatessen ...
Allí estaba, bien ensartada en los hilos de la red. Al principio intentó picotearme pero creo que pronto se dió cuenta, a su manera, de que no me la iba a comer, y se dejó hacer. Tuve que romper cuidadosamente varios hilos con mi tijera de usos varios y la solté. Desagradecida como todos sus hermanos voladores, salió disparada sin un sencillo "gracias" que me hubiera colmado de felicidad. Solo mi pequeña conciencia me las dió en su nombre, y eso me bastó.
El segundo fue un pollo de verdecilla, cuyo nido se mece sobre una parra que agita demasiado el viento de la tarde. Lo encontré hacia las tres de la tarde. Implume aún, despatarrado y aliabierto, luchaba por desprenderse de una cuadrilla de hormigas que se disponían a prepararlo para su transporte al hormiguero. Cuando lo volví a colocar en su nido me dí cuenta de la cruel sabiduría de mamá naturaleza. El nido, escorado treinta grados a estribor ( según lo veía) albergaba ya a dos hermanitos pollo que, sabiamente, se aplastaban en el fondo para no caer de su bote de hilachas y hierba al proceloso mar de tierra lleno de hormigas, escarabajos y gusanos que se abría tres metros más abajo. No había sitio seguro para tres. Mi ahijado era el tercero. Lo alojé lo mejor que pude y hoy estaré al tanto por si hay que rescatarlo de nuevo. En realidad no tengo muchas esperanzas de salvarlo de nuevo, si cae. Ayer tuvo suerte, pero ocurre que mi amigo Michu, el gato de mis vecinos, no suele andar lejos de cualquier tragedia pajaril, más que nada por ayudarse a sí mismo. Y hoy está sospechosamente cariñoso...
Afortunadamente para mis, es un decir, pájaros, ayer debía ser el día del pájaro.

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #12 : Agosto 06, 2020, 03:16:01 pm »
Yo creía que las aguas de mi acequia venían todas de fuentes y cauces naturales... Como en otras muchas,siempre demasiadas,  ocasiones, estaba equivocado. Tiene por lo menos  una fuente artificial. Me pareció tan artificial que hasta la he fotografiado para tener constancia de su realidad.
Estaba yo pacíficamente sentado descansando de mis trabajos ( algún nombre he de poner a mis tareas en el huerto ) cuando oí el ruido de una cascada cayendo en la acequia. Tiene que ser un milagro, pensé, sentado en mi hamaca, a treinta grados, bajo un peral, en la tarde soleada de Julio.
Pero allí estaba. Uno de los tubos misteriosos , ojos ciegos en el muro de la yedra sedienta, cuya finalidad nunca he descubierto, desaguaba a la acequia un pequeño caudal de líquido, tal vez un litro cada cuatro ó cinco segundos, procedente, al parecer, de la finca situada detrás del muro citado , con su casa y su jardín...
En el agua de la acequia quedaba un reguero de blanca espuma, cuya belleza me fue en aquellos momentos, y me es ahora,  difícil de apreciar...
La bonita cascada duró casi un cuarto de hora y se agotó bruscamente. y pensé en el vaciado de una lavadora, un lavavajillas, una piscina para niños, sitios menos limpios, ¡ quién sabe !
Lo curioso del caso es que este fenómeno se repite a menudo, y varias veces al día, casi al azar, sobre todo sábados y domingos. Lo siento por quienes más adelante riegan sus lechugas, sus pimientos y tomates, confiados en la pureza y la salubridad de las aguas. Espero que los microbios o virus que aporten mueran al caer o no sepan nadar, porque la primera toma de riego está a menos de diez metros, sobre una finca donde crecen , por lo visto con abono suplementario, hortalizas variadas ....
Espero publicar mi foto y mi denuncia en la web de la prensa local. Y luego a esperar días, meses, decenios, probablemente siglos, a que el azar, la sequía final  o algún probo funcionario lo remedien. Que todo puede ocurrir.
Y ahora, haciendo números, en los más o menos seis kilómetros que tiene la acequia, y calculando un tubo misterioso cada cincuenta metros ( que habrá más), y suponiendo que uno de cada diez realice este tipo de aportaciones extraordinarias y gratuitas, resultan:
120 tubos misteriosos
12  tubos vertedores de líquidos de naturaleza desconocida.
Pobre acequia y pobres los que regamos de ella.
Desde luego, solo puedo darles un consejo: si algún día me ven vendiendo mis productos, no los compren o, si lo hacen, mándenlos analizar antes de consumirlos, y si han de consumirlos crudos, lávenlos, porque es probable que al menos doce cerdhumanos ( especie  con características híbridas) los hayan contaminado previamente.

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #13 : Agosto 29, 2020, 01:49:56 pm »
Ayer, al abrir la tapa de la arqueta que guarda la llave de paso del agua de riego ( como de dos pulgadas de diámetro), observé en el fondo seco, y tapando en gran parte la propia llave de paso,  una especie de amplio nido de hojas curiosamente simétrico. Mirando con más atención, observé que en el centro, semiocultos entre ellas, se movían unos cuerpecillos rosados de apenas cinco o seis centímetros. En el extremo de sus patitas, lucían unas para ellos descomunales uñas blancas que me hicieron sospechar una camada de topillos...
Pero no, no eran topillos, eran sencillamente ratitas. Lo sé porque mamá rata apareció de pronto y, al verme, de un salto, desapareció por el agujero que le había permitido violar mi arqueta.
Actué como suele hacerse en estos casos. Volví a cerrar la tapa despacio y dediqué unos segundos, no demasiados, a decidir qué hacer con la nidada. La rata, en efecto, es considerada en casi todo el  mundo como un animal peligroso para la salud y la economía, y perseguida por todos los medios. Al fin y al cabo, una rata es un vecino poco deseable, que suele comerse nuestras reservas alimenticias y, en pago, nos deja lo más florido y variado del mundo bacteriano...
Cuando decidí retirar el nido , me puse los guantes, lo recogí y lo revisé para examinar de cerca las crías pero, sorpresa,  no había ninguna. No sé de qué manera se arregló la madre, pero consiguió ponerlas a salvo aprovechando los breves momentos que tuvo entre mi descubrimiento y las maniobras de retirada del nido...
Solo saqué hojas.
Nunca pude saber a dónde llevó sus crías, a pesar de que las posibles ubicaciones alternativas eran muy escasas. Una rata muy diligente. No sé si es la misma que cada año roe dos o tres prendas de ropa de trabajo, la que este pasado invierno devoró varios kilos de nueces de mi despensa y medio cajón de madera vieja que contuvo pan. Si es así, ya está acostumbrada a mi presencia y manejos y, seguramente, volveremos a vernos. Al fin y al cabo, es una vecina más de la huerta. Aunque sea, por circunstancias de la vida, la menos apreciada. Para ser honesto y no darle ventaja, no le contaré esta aventura al gato del vecino que suele deambular por la huerta. Aunque tal vez no sea necesario. Cuando, tumbado junto a mí,  se queda mirándome fijamente durante minutos sin pestañear ( creo que ni pestañea), a veces tengo la impresión de que está leyendo mis pensamientos... Y cuando al fin lo ha conseguido, se levanta indolente y, sin dirigirme una última mirada, se marcha lentamente camino de cualquier parte.

piem135c

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #14 : Septiembre 04, 2020, 01:57:10 pm »
Hace unos días leía en algún foro que desde los años 90 hasta hoy se ha perdido un importante porcentaje de especies vivas. De mi experiencia puedo decir que en "mi" acequia vivían hace años, en mi infancia, que recuerde , abundante cangrejo de río autóctono, nubes de madrillas, algún barbo, lamprehuelas, sanguijuelas, ranas, alguna rata rojiza de río, sin cola,  y al menos una especie de almeja marrón, de tamaño medio... Hoy solo suelen verse renacuajos inmaduros en primavera, sanguijuelas a finales del verano, y a veces algún cangrejo, siempre rojo, invasor,  o un pececillo inmaduro y despistado. Al comentar con unos amigos estos hechos, uno de ellos me hizo notar que entonces, antes de la generalización de los abonos químicos, los insecticidas y  los herbicidas que cargan con la sospecha de la culpa mayor, las aguas tenían, además,  la temperatura correspondiente a la estación, frías en invierno, tibias en verano, frescas en primavera y otoño. Ahora, reguladas las aguas por grandes embalses en la cabecera del río madre, casi siempre  a más de 1500m de altitud, las aguas de verano bajan frías, procedentes del fondo del embalse, posiblemente a menos de diez grados., tal vez cerca de los cuatro grados de máxima densidad... Tal vez por todas esas razones, en estos momentos , en el río madre  que alimenta mi acequia solo prosperan abundantes las truchas, y eso porque las autoridades repueblan cada año sus aguas para disfrute de la cohorte de pescadores urbanos que pagan por ello. El resto, empieza a ser testimonial.
Ayer, despues de la gran tormenta del martes, la acequia bajaba repleta, turbia y adusta, casi amenazante, llevándose con ella hojarasca, ramas y frutos , flores ajadas y pétalos de algún lejano rosal. Y una inocente pequeña golondrina ahogada