Autor Tema: Diario de la acequia de mi huerto  (Leído 7495 veces)

piem135c

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #60 : Febrero 13, 2022, 10:32:58 am »
Se dice que la generosidad obtiene siempre su premio o, al menos, a menudo. Y hoy me refiero al pequeño brócul o brócoli, que en esto del campo cada uno llama a sus plantas por su nombre, el que le adjudica. Es el de mi post anterior, indultado por su inocencia y su buena voluntad, que hoy, aún casi sin hojas, presenta una inflorescencia notablemente mayor, como si me quisiera agradecer, con su esfuerzo por crecer, la oportunidad de sobrevivir que le di. Pero eso me crea un pequeño, insignificante, pero atroz dilema: me lo como cuando llegue su momento o lo dejo para simiente. Pero, ¿ cómo devorar un ser al que le has perdonado la vida y, en caso contrario, cómo dejar para simiente a un ser defectuoso y sin el desarrollo adecuado ?. Y es que hasta estas cuestiones aparentemente insignificantes presentan alternativas, como si la propia vida fuera una continua sucesión de opciones , a menudo contrapuestas, entre las que es necesario optar, en un ejercicio permanente de libertad y esfuerzo por encontrar y tomar la decisión adecuada. Y eso sin contar con las dificultades que el tiempo y la meteorología, la edad y la salud, las emociones, las situaciones familiares y sociales imponen al sujeto a la hora de decidir. En un quehacer aparentemente tan sencillo como la agricultura familiar, el sencillo huerto de frutas y verduras, ocurre exactamente lo mismo: planeo labrar la tierra el lunes, pero en su lugar tal vez haya que  fumigar los manzanos urgentemente, si planeo quemar restos de poda el martes, habrá que decidir si el viento no producirá situaciones de riesgo grave a una plantación vecina; si regar el miércoles por la tarde, después de una mañana de caudal jubiloso en la acequia, transcurrirá la tarde con apenas un hilo de agua; si podar el jueves , tal vez convenga reparar antes el tejadillo averiado o las tijeras de poda o la toma de agua ; si fumigar el viernes urgentemente algún tipo de planta, se habrá terminado el producto adecuado en la tienda ... Afortunadamente el sábado amanecerá radiante y templado , perfecto para terminar los trabajos pendientes , si no fuera porque, precisamente ese sábado, es el último día para presentar la declaración de la renta ... Claro que todo esto parecen solo ejemplos, pero tan reales como la vida misma, esta especie de examen permanente que pasamos los humanos en el que las cuestiones y problemas  son casi siempre los que no esperamos. Yo llevo años y años haciendo el mío, y aún debo estar pendiente de aprobarlo, porque sigo encontrando esas preguntas sin respuesta clara todos los días

piem135c

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #61 : Marzo 17, 2022, 09:43:31 am »
En la parte de mi huerto que linda con la acequia, una línea de unos veinte o veinticinco metros , planté hace unos años una fila de coníferas ( de cuyo extraño nombre, ¿piceas?  casi nunca me acuerdo, ), coníferas que han prosperado rápidamente, gracias a la valla que las defiende de paseantes y curiosos y a las aguas de la acequia que discurre a menos de un metro de sus pies. El caso es que sus altas ramas, a pesar de las podas, constituían ya una muralla de sombra para los demás árboles de la zona , mis tres higueras gemelas, tres en uno, tres cerezos semienanos y algún pino raquítico en edad de crecer sin conseguirlo. Todos, sin excepción, afectados por la falta de luz . Así que estos días los he dedicado, con alguna ayuda , a podarlas generosamente y a quemar los restos, unos cientos de kilos de troncos resinosos , ramas y hojas olorosas, en la habitual pira primaveral donde van a morir todas las ramas, ramitas, brotes y hojarasca residuales del año agrícola anterior.  El día de la quema es casi una festividad laica en mi huerto. Se comienza preparándola con la petición de permiso en el ayuntamiento, que lo concede para quince días, y con unas condiciones establecidas por ley que vienen a prevenir cualquier incidente previsible en estos casos: limpieza de la zona y sus aledaños, ausencia de viento, disponibilidad de agua a mano... Cumplidas todas ellas, el incendio controlado se inicia pronto, antes de las diez de la mañana y se continúa lo largo del día con el aporte sucesivo de cargas de combustible, de modo que el fuego no sea demasiado potente como para ser peligroso, pero tampoco tan débil que haya que renovarlo a menudo. A eso de las tres de la tarde cesa el aporte y la hoguera arde un tiempo hasta agotar todo el combustible ligero y productor de llama. Luego queda un cono de materiales carbonosos y carbonizados que sigue quemándose lentamente durante unas horas más dejando, al final del día, un montón de cenizas blancas y humeantes. A las cinco, por ley, debe terminar la operación y los restos son cubiertos y  mojados para asegurar el fin de cualquier combustión posterior. Como se ve, todo tan pulcramente diseñado que, si se cumple y salvo fuerza mayor, se excluyen casi todas las posibilidades de incendios no deseados. Las cenizas que resultan, mezcladas con el compost del año, serán después un excelente abono para la próxima cosecha. Y esto del fuego agrícola me recuerda la situación de este mismo país hace treinta años, decenio arriba o abajo: pasaba yo mis vacaciones en un pueblecito de montaña y por las tardes veía volver a los apriscos a rebaños y pastore,s en un desfile bucólico  al que solo faltaba el detalle de la música ambiental ... y le sobraba otro que paso a describir... Mientras el rebaño desfilaba hacia el pueblo, el pastor ( más de una vez ) iba encendiendo pequeños fuegos a lo largo del sendero, de modo que al ir oscureciéndose la tarde, el camino de regreso se poblaba de pequeños ( por fortuna) incendios en la hierba y matorrales de los pastos. Por entonces, esta costumbre se justificaba, al parecer, por la conveniencia de renovar los pastos por el fuego ¿?. Naturalmente, por pura probabilidad, en alguna ocasión presenciaba algún que otro incendio vespertino en los bosques cercanos, como no podía ser de otro modo. Hoy, por fortuna, existe un rígido control que suele evitar estos trances, aunque siempre quedan algunos locos pirómanos contra los que es difícil luchar. Y pasados unos días, si no llueve, volveré para quemar lo que aún queda pendiente y con esa hoguera, si arde bien, se quemarán los últimos restos del año que terminó. La nueva generación está ya esperando su turno y los brotes primaverales inundan las ramas de todos los frutales, promesas vivas de un verano feliz. Hasta la procesionaria del pino , puntual como todos los años, ha anclado otra vez su nave pirata camuflada de hermoso y sedoso nido en la rama más alta, pero me temo que  terminará naufragando, como suele ocurrirle casi todos los años, apenas me percato de su presencia...

piem135c

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #62 : Julio 11, 2022, 11:05:54 am »
Esta primavera, tiempo de siembras y plantaciones, mi huerto conoció una novedad digna de reseñarse. Todos los años, uno de los mayores trabajos a realizar es la lucha contra las malas hierbas, que pululan incansables, asociadas a todos los demás cultivos. El fenómeno más notable es el que se produce apenas se filtra el agua del último riego. Un par de días más tarde, la zona húmeda se reviste de innumerables plantitas recién nacidas, apenas unos milímetros de alzada, reclamando todas su lugar bajo el sol. Naturalmente yo no estoy por la labor de aceptar ese reparto y suelo , cuando puedo, terminar con el problema de manera rápida y eficaz. Pero no importa, una semana más tarde volveré a regar y también de nuevo aparecerá una nueva generación verde esperando su oportunidad. Como el fenómeno es recurrente, tengo que pensar que las semillas vienen con la propia agua de riego en su mayor parte, de modo que, sin un filtro adecuado, el problema no tenía fin... hasta ahora.  Este año, la mayor parte de mis plantitas útiles han nacido en campos de plástico negro, perforado para darles acomodo, con su sistema de riego incluido y que, al privar de luz al suelo de debajo, impide prosperar a las hierbas dañinas.
Los resultados vienen siendo espectaculares, si exceptuamos el precio del plástico, naturalmente, pero como me han asegurado que dura al menos cinco años, dividiremos el coste anual por esa cifra para tranquilizar mis aprensiones. Por lo demás, el tamaño de las plantas, libres de sus competidoras, ha sido notablemente mayor, y los frutos, también. Además, al estar el suelo aislado del ambiente, no se produce tanta evaporación, y las necesidades de agua y riego han sido mucho menores. Algún inconveniente debe tener, pero por ahora y a primera vista no le veo muchos. Estoy pensando en extender el sistema a los árboles, cubriendo un círculo en torno al tronco que los libere de la hierba permitiendo un riego y abonado más aprovechados. Los grandes beneficiados del sistema parecen haber sido los caracoles y babosas, que han proliferado escandalosamente bajo la protección de los plásticos, creando verdaderos campos de refugiados en las zonas más protegidas y ocultas, permanentemente húmedas y tibias. Pero solo hasta que los descubrí una mañana desayunándose mis fresas y otra madrugada royendo las hojas de mis lechugas. Ya se que también son un poco sus fresas y sus lechugas de siempre, pero ¿ qué quieren que les diga ?, también yo se y saben ellos que, haga lo que haga y elimine los que elimine, ellos seguirán siendo mayoría en mi huerto, donde estoy siempre  en escandalosa minoría. Menos mal que aun no se ha democratizado la agricultura. Mientras yo me debato en estas pintorescas y alimenticias lides, la acequia sigue imperturbable su trajín diario, pero un tanto preocupada por el descenso de la demanda de agua de mi huerto. Como a veces hablo con ella, he podido explicarle el asunto y creo que me ha comprendido. Así, además, le he dicho, llevarás más agua, tendrás más vida y serás más útil a otros, que estas cosas, amiga mía,  son las que, en definitiva, justifican nuestra existencia y alimentan nuestra felicidad. También la mía. 


piem135c

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #63 : Septiembre 23, 2022, 10:09:28 am »
Muere la tarde en la terraza que se abre sobre mi huerta a los cuatro puntos cardinales. Ya no hay sol , y en la azulada oscuridad creciente que llega del Este, allí arriba, muy arriba, hacia el sur , se iluminan de rojo las cimas de una serie de cúmulos enlazados creciendo desde la semioscuridad del suelo.  Como el día ha sido caluroso , húmedo y sin viento, espero verlos crecer hasta formar una tormenta veraniega, que a esas horas es todo un espectáculo de luz, sonido y, si se tercia, de efectos especiales. Desde mi hamaca, los pies en alto, me dispongo a asistir al desarrollo de un documental en vivo y en directo, en 3D pero sin gafas supletorias , pantalla superpanorámica de dimensiones cósmicas, y todos los efectos adicionales que se puedan imaginar : trillones de píxeles,  mil millones de colores, sonido estéreo,  viento, temperatura cambiante con la escena,  rayos y truenos y, tal vez, lluvia y granizo. Génesis y desarrollo de una tormenta vespertina, creo que sería un título adecuado. ¿ Alguien puede superarlo en calidad y precio ?.
Después, ha habido un poco de todo. El argumento ha tenido sus momentos de suspense, cuando un fuerte viento en las cimas de los cúmulos, tal vez por encima de los cinco mil metros, ha comenzado a arrastrar hacia el Este la masa de nubes más elevada, desgajándola de las corrientes ascendentes que la nutrían. Pero unos minutos más tarde, restablecida la calma,  se reanuda el proceso. Pronto una gigantesca protuberancia blanca como la nieve  comienza a crecer en el centro de la formación nubosa, como un monstruoso hongo atómico de  pesadilla o mejor como una inmensa coliflor inofensiva y refrescante, rodeada, mucho más abajo, de las oscuras cortinas nubosas de su cohorte  de nieblas. Luego, cuando su cima alcanza zonas más altas , allá por los diez mil metros, se corona de cirros helados y entonces, de pronto, el relámpago nace en su seno, desatando toda la violencia acumulada en sus enormes corrientes de viento internas, sus fenómenos eléctricos aun poco conocidos, sus condensaciones masivas, sus explosiones de granizos, lluvias y nieves. Retumba el trueno y nos llega como el saludo de un amigable monstruo lejano que nos reconoce al pasar de largo esta vez...  Y entonces aparece uno de esos efectos especiales que dan tanta calidad a los productos de este canal de televisión que a diario nos ofrece la Naturaleza. El de hoy ha sido un rayo. No un rayo normal, si es que existe tal cosa, con principio y fin en la nube o en el suelo, no. Hoy ha habido un rayo que ha salido de la nube y ha desaparecido en el aire, a, calculo a ojo, tal vez un kilómetro de la pared nubosa, en una zona diáfana, sin nubes ni nieblas, después de una trayectoria prácticamente horizontal, desvaneciéndose en una Y , como la lengua bífida de una serpiente. Tan solo una vez creo recordar otro caso similar, en una nube enorme, solitaria, de base muy alta, avanzada la tarde, por tierras de Lleida, desatando sus iras en cientos de rayos, algunos de ellos de esta guisa. Poco después ha cesado la actividad y, como ocurre a menudo, descargada la energía, todo se resuelve en unas cortinas de lluvia y un poco de viento refrescante en la oscuridad creciente. Y entonces me he dado cuenta de que todos los habitantes de mi huerto me han acompañado en mi espectáculo, y al mismo precio que he pagado yo. Lo se porque de pronto he sentido el enorme silencio que me rodeaba. Ni siquiera podía oir el continuo y suave murmullo de mi acequia... y me he imaginada a los pulgoncillos, las mariposas de la col, los caracoles, los grillos, asomados al borde de las hojas o desde las ramas o sus escondites, admirando conmigo en la tormenta el poder y la belleza del mundo que nos acoge. Solo entonces, unos minutos más tarde, se ha reanudado la sinfonía de ruidos nocturnos habitual en los veranos de mi huerto. El hermano grillo ha dado la señal de partida y todos, un tras otro, le han seguido. Cuando , ya noche cerrada, he salido del huerto, todos los sonidos de la noche estaban en marcha. Y yo me pregunto ¿ cuándo duermen ?.

piem135c

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #64 : Noviembre 06, 2022, 05:03:33 am »
Ayer subí a mi huerto a terminar de plantar las cebollitas de primavera que aún quedaban por hincar. En un momento dado tuve que subir a la pequeña terraza donde guardo algunas herramientas y utillajes varios. Entonces vi, con incredulidad, que un gran ladrillo que yo había colocado sobre la cubierta del agujero de una antigua chimenea, hoy en desuso, había sido lanzado al suelo y roto en cien pedazos. Me resulta difícil imaginar al violencia del viento necesario para mover ese ladrillo desde su estable posición, pero he de confesar que estos sucesos no son demasiado raros. Nunca, en mi ya larga experiencia campestre, he visto un viento así, pero sí que he notado efectos viollentos que, parece que siempre, suelen ocurrir cuando no estoy.  Hace años, un vendaval  en la comarca me dejó una picea con unos 20cm de  tronco, doblada, y así sigue, ahora con más de 40 cm. En  otras ocasiones, algunos ladrillos que coloco aquí y allí para dar apoyo o seguridad a plásticos o tablas, suelen aparecer removidos, volcados o desplazados, pero el de ayer era especialmente grande y pesado. No se cómo lo hace, pero algunas ráfagas de viento tienen que ser especialmente violentas y, en la oscuridad de las noches, que imagino , deben dar. sencillamente, miedo. Además estos días han aparecido varios cuerpecillos de gazapos, conejos pequeños, devorados, entre las yedras. Supongo que la pareja omnipresente de milanos están haciendo su agiosto aunque ahora sea noviembre, entre la numerosa población de conejos que pulula por la zona. Sea como sea, parece que las noches de mi huerto no son tan tranquilas y pacíficas como me gustaría imaginar. Mejor dormir en casa.

cefas

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #65 : Noviembre 13, 2022, 04:49:01 am »
Los huertos y el campo en general saben poco de noches tranquilas. Es más, creo que las noches son cualquier cosa menos tranquilas. Los asesinatos de gazapos que cuentas, seguro que se perpetran de noche, , cuando la víctima cree que el asesino duerme. Unos amigos míos han colocado cámaras de vigilancia en sus huertos , de esas que se activan con el movimiento de algo cercano, y es una delicia revisar sus grabaciones, casi todas nocturnas. Una de ellas muestra un jabalí cruzando la escena a la carrera mientras sus ojillos brillan porque mira hacia la cámara, en otra un corzo pasta tranquilo cerca de ella, y entre las diurnas hay varias de pajaritos curioseando la misma máquina, o picoteando la rama de al lado, o el gato del vecino  acercando su hocico al objetivo, sin respeto alguno hacia la tecnología que le observa, etc etc. Pero el  caso más notable de estos días procede de uno de ellos, al que le estaban robando manzanas. Al examinar la grabación, ha detectado que los ladrones son una pareja de vecinos, de una casita aislada y próxima, y que los muestra recogiendo manzanas con toda tranquilidad en una caja mientras miran al árbol con mirada inocente, suponemos que para ver cuántas están próximas a madurar, listas para la siguiente ocasión. Ahora el problema del robado está en cómo se lo dice a los autores del robo, si les presenta o no la grabación, les pide la devolución de la mercancía, lo deja pasar o los denuncia, etc. Si sé algo más, piem, espero comunicártelo.Y de paso, puedes reforzar la puerta o la valla de tu huerto.

piem135c

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #66 : Diciembre 09, 2022, 12:04:11 pm »
Era el día de la cosecha del maíz. Pero no se hagan ilusiones ni se imaginen un trajín que no existe. Esto es lo que escribí en mi cuaderno de bitácora. Mi maizal, este año, ha consistido en cuatro plantas , cuatro, de la variedad comestible cocida, comprada exprofeso para probar sus cualidades en una región donde es prácticamente desconocida. A una mazorca por planta,  he recogido tres porque una se ha malogrado por no se qué razones. Y como suelo tener tiempo suficiente si lo busco y soy aficionado a medir y calcular, me he puesto a contar los granos de la más desarrollada. Con cuarenta círculos a un promedio de quince granos por círculo ( usando de media el equidistante de los extremos ), he obtenido un resultado de seiscientos granos de maíz, nacidos, todos, de uno solo. Buena marca. Hay una escena del Evangelio cristiano en la que Jesús de Nazaret , hablando del trigo, propone un máximo rendimiento de ciento por uno, y me pregunto si hubiera hablado del seiscientos por uno en un entorno en el que el maíz hubiera sido conocido...
Mientras admiro el poder de generación de este cereal, siento que mis dos grandes cerezos se agitan inquietos sin apenas viento, como si quisieran llamar mi atención al respecto. Y es que, llevan razón, a lo largo de la vida productiva de algunos árboles, y el cerezo es una buena muestra, de una sola semilla de cereza pueden surgir,  a tres gramos por cereza, treinta kilos de frutos anualmente durante más de treinta años. Eso nos da la increible cifra de casi una tonelada de fruta por árbol , un millón de gramos, trescientos treinta y tres mil frutos nacidos de uno solo que fue sembrado en su momento, varias o muchas veces el rendimiento del maíz...
Llegado a este punto, y abrumado por el peso de los números, he decidido cambiar de tema y recoger mis calabazas, que ya lucen sus amarillos cuerpos orondos sobre un suelo sin hojas donde los tallos rastreros parecen las venas de una mano muerta... Eso sí, cada planta, cada semilla, sólo me ha producido , como mucho, dos o tres calabazas. Ahora bien, como cada una de ellas, este año , está pesando casi veinte kilos, la tentación de volver a sacar la calculadora o el lápiz, se vuelve irresistible... veinte kilos por dos frutos son cuarenta kilos, cuarenta mil gramos,  procedentes de una semilla de medio gramo... eso es un rendimiento de ochenta mil por uno, lejos del cerezo pero muy digno para un solo años de trabajo...
Decidido a proclamar rey del rendimiento a uno de estos candidatos, reparo en una diminuta mosca de la fruta posada en mi mano, la drosofila,  que estropea mi fruta madura, ayuda a avinagrar mi vino y pulula a millones en las tardes de otoño, cálidas y tranquilas, de mi huerto...
Arranco la hoja donde he garabateado mis números y mis errores,  escribo: coronación pendiente, y la clavo con una chincheta en el tabloncillo de corcho de detrás de la puerta

piem135c

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #67 : Diciembre 20, 2022, 12:45:36 pm »

Traigo aquí un comentario en mi diario, de hace unos años, ahora que el dinero europeo, dicen, llega a mi país, España, para ayudar a su recuperación. Y lo único que veo es recuperar aceras y reventar calles para volver a cerrarlas…
He vuelto de un largo viaje. De entre todas las cosas, vivencias, visiones, reflexiones , anécdotas que ocurren en un viaje, sea de placer o de trabajo, hoy traigo una que quiero comentar delante y al lado de mi querida acequia, que he encontrado como siempre, si acaso un tanto crecida para el momento casi invernal que vivimos por aquí, hemisferio Norte, paralelo cuarenta y algo, a solo unos días del final del año.
El caso es que, en mi viaje, he cruzado buena parte del Levante español, esa franja de tierra que va de Murcia a Port Bou y que baña el Mediterráneo. Mientras viajaba hacia el norte , en concreto por la provincia de Alicante, pude admirar la belleza del paisaje y la luminosidad de sus cielos. Pero, mientras oía por la radio las noticias que estos días han ocupado buena parte de los noticiarios sobre las inundaciones del Ebro en su cuenca media y baja, también me admiraba de la terrible sequía que asolaba aquellos campos que desfilaban ante mí. Cientos, miles de árboles muertos por la sed, campos asolados, esterilizados por el sol y el calor, pluviómetros que , me comentó alguien,  apenas habían recogido unas decenas de litros por metro cuadrado en alguna zona en todo el año... un panorama desolador que apenas palían algunos embalses depauperados y las desaladoras de la costa que atienden a las poblaciones y las urbanizaciones turísticas de la zona .
El hecho es que en esos días, un caudal de más de dos mil metros cúbicos por segundo inundaba las orillas del Ebro para terminar, una vez más, en el mar, sin beneficio alguno... solo  perjudicando a los ribereños que aun estos días trabajan en salir del atasco de agua y barro que cubre sus pueblos y propiedades.
Hubo una vez, allá por el año 2005, creo, una propuesta para aprovechar los excedentes del Ebro para trasvasar agua a las cuencas de Levante y paliar sus sequías crónicas, mejorando a la vez sus capacidades agrícolas , industriales y turísticas, no se en qué orden.
El hecho es que este río, a lo largo de este mismo invierno, ha sufrido dos o tres avenidas con picos de 2000 m3/seg en su zona media  . Calculando un caudal medio disponible para ese  trasvase de la mitad, 1000 m3/seg durante quince días de avenida  , resultan ( redondeemos a 100.000 segundos por día), 1000 x 100.000 x 15 días = 1 500 000 000 m3 de agua ( 1 500 hectómetros cúbicos ), en avenidas dañosas. Un embalse ya grande, puede albergar 100 Hm3 de agua, por lo que los citados mil quinientos podrían rellenar quince hermosos embalses de 100 Hm3 o treinta de 50 Hm3.
De hecho, en las cercanías de mi huerto , a unos treinta kilómetros hay un embalse de 30Hm3 y unos kilómetros más allá un segundo de otros 25 Hm3, con los que se riegan más de 200 km2 ( incluido mi huerto) , y se atienden las necesidades de más de 200.000 habitantes, y aun se remite agua al propio Ebro para otros usos en la cuenca.
Ni imaginar puedo lo que semejante cantidad de agua podría suponer trasvasada al Levante, donde, menos de agua, disponen de abundante sol y agradables temperaturas todo el año. Agua cambiada por riqueza. Pero no, el plan de trasvase se rechazó, no diré por quienes, hace unos años, y tal vez por la misma época, otro plan, creo que de promoción de empleo, se dijo, dedicó abundante dinero,  esfuerzos y trabajo a mejorar infraestructuras tales como aceras y viales que bien podían haber durado veinte años más sin problemas, en un ejercicio de derroche de dinero inútilmente arrojado a la nada.
Mi acequia sabe ahora que el agua que a ella y a sus vecinas  les sobra durante todo el invierno, éste algo más , ha estado cayendo al Ebro, y los días pasados ha contribuido a empeorar las cosas, ahogado cerditos en sus granjas, inundado garajes, sótanos, bajeras, campos de alcachofas, de fútbol, sembrados,  cortado carreteras...
No te preocupes, le digo, llevando tu agua solo haces una cosa: cumplir con tu deber, y eso está y estará siempre bien. ¿ Donde está el problema ? me pregunta. El problema está en aquéllos que , sabiendo y pudiendo, no ponen los medios para paliar el mal allá donde se sufre. Que sabiendo que hay ciudadanos sedientos , y  que les pagan su sueldo y su chófer,  no toman las medidas para que no pasen sed y puedan vivir de sus campos arruinados, mientras en otra parte el agua que ellos necesitan se vierte inútil en el mar.
Hoy recuerdo con pena los cauces de ríos secos, los árboles muertos, los canales inútiles y los campos asolados por la sed, mientras miro sin verla el agua dulce que sigue resbalando por mi acequia camino del mar

piem135c

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #68 : Junio 19, 2023, 09:12:22 am »
Por desgracia, este año y esta primavera. mi querida acequia ha muerto. Ser acequia tiene una hermosa ventaja vital: se puede morir, pero también se puede revivir, sin alterar con ello ninguna ley biológica. Mi acequia está muerta desde el mes de marzo. Muerta porque, allá en el otoño del año pasado, como todos los otoños, un ente llamado confederación hidrográfica del Ebro, que supongo gestiona los caudales como dueña y señora, vació los embalses en previsión de que el benigno invierno y la primavera futura volverá a llenarlos, que es lo que suele ocurrir. Pero este año, no. Este año, simplemente, no ha llovido. Por eso, desde marzo, mi acequia ha dejado de fluir. Incluso los niveles freáticos de la comarca, al ponerse en marcha los pozos de la zona para paliar la falta de riegos, ha descendido tanto que, la mayoría, han quedado inservibles. Y ahí está mi acequia, reseca e inerte, esperando el milagro de la lluvia. Mientras tanto, recurro a la escasa agua almacenada en mis bidones de reserva, nacida de recoger el agua de lluvia de los tejadillos, apenas un par de metros cúbicos, un mero símbolo frente a una necesidad muy real y exigente. Por eso hoy, donde hubo judías ,cebollas, melones , sandías, tomates y pimientos, lucen unos escuálidos planteles, casi testimoniales, mantenidos vivos de milagro. De vez en cuando, para evitar la muerte de los frutales, la misma autoridad que se llevó el agua en otoño para garantizar, supongo, la vida en el delta de la desembocadura del Ebro, allá en el Mediterráneo catalán, esa misma autoridad permite, ha permitido por ahora, un par de riegos puntuales, solo para árboles... Ayer llovió en mi huerto y la comarca. El agua de lluvia colmó mi depósito plástico de un metro cúbico, que andaba escasamente en la mitad y concedió un aplazamiento de quince días  a la muerte de mis plantas, a base de riegos al pie, medidos y comedidos, un par de veces por semana, a partir de ahora, finales de junio, bajo los soles agostadores del verano hispano. Y mientras mi acequia pugna por revivir, y mis plantas se preguntan si vivirán mañana, supongo, malpensado que es uno, que los responsables e esas muertes anunciadas, podrán saborear felices, sus cervezas vespertinas en lugares veraniegos frescos y musicales, ajenos a las desdichas que, el próximo otoño, pueden repetir. Y no, esta primavera no cantan los ruiseñores en mi huerto, ni hay nidos de verdecillas en mis yedras, ni los mirlos cantan sus extrañas melodías en los anocheceres... Por ayudar al que lo precise, pues no hay puntos con agua en el entorno, he puesto un plato cerámico con agua fresca, bebida y baño  pajaril, bajo un nectarino. Lleva solo unos días instalado, y empieza a estar concurrido. Y no les cobro nada. Este verano, será gratis. Se que ni el ruiseñor ni la verdecilla ni el mirlo me lo van a agradecer, pero lo hago , en el fondo, por pura amistad. Y cada día que los visito, muy consciente de mi impotencia para solucionar sus pequeñas vidas, pido al verdadero Dueño del huerto, de la acequia y de las poco generosas nubes de este año, que mueva las voluntades, vientos y meteoros que sea necesario para aliviar los sufrimientos de sus criaturas, al menos de las inocentes, pero también, al menos un poco, de las menos inocentes...

deneb

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #69 : Julio 31, 2023, 11:28:38 am »
Ayer, alguien, vía Whats App, me remitió una foto del diario  El Español, 17 de agosto de  1957, cuyo pie de página dice: Temperaturas de cincuenta grados en algún lugar de La Mancha, comarca en el corazón de la Península Ibérica. De donde se deduce que calor, calor, también había entonces. No obstante, comentando este documento con un conocido, advertimos ambos que entre esas fechas y ahora hay una enorme diferencia, diferencia que resumiré en una sola y sencilla frase, que Piem135c podría ratificar: reforzando la idea de que están desapareciendo especies y muchos seres vivos de nuestro civilizado entorno industrial, ahora, en nuestros campos, apenas se ven saltamontes ni insectos en general. Extinguimos lo vivo poco a poco ?. 

deneb

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #70 : Noviembre 05, 2023, 12:21:03 pm »
Mientras la acequia de Piem muere o, más bien, sigue muerta, en la península ibérica lleva lloviendo al menos un par de semanas, borrasca tras borrasca, como en un intento de paliar la sequía que la abrumaba. Hace unos días, paseando por el campo, acerté a encontrar un pequeño saltamontes, el Willy  de la abeja Maya, por si algún niño me leyera. Como no parecía asustado por mi zapato, a punto de pisarlo, le empujé un poco, sin resultado; estaba muerto. No se ven saltamontes entre las hierbas, ni, me decía ayer un amigo agricultor aficionado, se han visto nidos nuevos ni apenas pájaros este pasado verano, y  tampoco atropellas insectos en las carreteras como años ha, cuando aún había que lavar los parabrisas después de cualquier viaje nocturno. No sé si Piem podrá seguir contando los avatares de su acequia, y sus pequeñas aventuras con los habitantes de su huerto; me temo que las aguas de muchos huertos como el suyo se irán a los depósitos de las grandes ciudades, para cubrir, filtradas, depuradas, desinfectadas y vitaminadas, las que llaman necesidades del urbanita, un litro de cerveza por día, dos duchas diarias y tres lavadoras semanales, trescientos litros cada día, piscinas y spas aparte. Mientras tanto, las patatas, los tomates, los puerros y las zanahorias crecerán en cestas hidropónicas regadas cien veces con la misma agua re tratada otras cien, los cereales serán sintéticos y los bosques, todos ya ardidos, se verán solo en documentales 3D en salas acondicionadas con viento artificial, aromas sintetizados de pino silvestre, lavanda y tomillo y, para redondear el ambiente, un par de aullidos del también extinto lobo. No importará, nadie añorará la belleza de la Tierra cuando tenía vida y vegetales silvestres, cuando bajo cada piedra del sendero bullía un mar de pequeños pobladores, cuando , todavía, la acequia de Piem se miraba, presumida, en el espejo de sus aguas.
« Última Modificación: Noviembre 05, 2023, 12:24:23 pm por deneb »

piem135c

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Re:Diario de la acequia de mi huerto
« Respuesta #71 : Enero 16, 2024, 01:34:44 pm »
Después de un año de sequía inesperada y casi absoluta, en el que hemos regado con cuentagotas y recogido en unidades lo que siempre habíamos recogido a cientos o miles, el invierno se muestra un poco más benévolo. A veces llueve, cosa que no solía hacer desde hace muchos meses, y poco a poco las tierras recuperan su tono típico invernal, crece la hierba bajo las escarchas y, espero, mis manzanos empiezan a contabilizar su necesarias horas de frío para poder brotar dentro de un par de maeses con nueva lozanía. Pero a pesar de la lluvia, temo que oscuros designios estén conspirando para , primero, negarnos el agua de riego y, segundo, cobrarnos por ella lo que nunca se habían atrevido. Las autoridades del gremio agrícola, entre las que menudean los urbanitas y ecologistas , grandes conocedores del agro a través de la pantalla del Pc, con el apoyo de las mesnadas de verdes, verderones y amigos de Gaia de todos lo pelajes,  han empezado a intervenir en todos los planes, planos, estructuras, sistemas de riego, dispositivos, embalses, acequias y repartidores de caudal, para recrear otra cosa, aún sin nombre, pero hecha a imagen y semejanza de lo que ellos creen que es el agro. Y aquí estamos, con mi acequia seca este invierno como lo estuvo en verano, cortados los suministros que durante siglos la mantuvieron viva todo el año, como si los derechos de agua, antes sagrados, hubieran decaído sin remedio, como si las fuentes que la nutrían, que siguen donde estaban, se negaran a alimentarla. El Estado metomentodo, los políticos del mismo apellido, deciden por nosotros, los dueños del agro, los poseedores centenarios de derechos al agua, que ahora deberemos comprarla, si se deciden darnos algo, al precio que ellos fijen, siempre, eso sí, prohibiendo siquiera insinuar lo contrario, pensando en el bien de los ciudadanos, y sobre todo en nosotros, los que, a golpe de azada y serrucho, labramos, podábamos y regábamos para que todos pudiéramos comer. En resumen, la historia de mi acequia puede estar tocando a su fin, una nueva generación de agricultores, usuarios de IAs , tomarán el mando y, en unos pocos años, sembrarán las huertas de maquinaria robotizada, de tractores autoguiados y de tuberías interminables suministradoras de fluidos alimenticios administrados gota a gota, miligramo a miligramo, a cada planta, vegetales de ADN perfectamente controlado, en suspensión acuosa con PH rigurosamente neutro. Sin pinzones, verdecillas menudas , robustos verderones,  ruiseñores, abubillas, codornices, perdices, milanos ni espinetes disfrazados de erizos. Sólo maquinaria e informática y, casi se me olvida, ambas en inglés:, fyfty fyfty.