Traigo aquí un comentario en mi diario, de hace unos años, ahora que el dinero europeo, dicen, llega a mi país, España, para ayudar a su recuperación. Y lo único que veo es recuperar aceras y reventar calles para volver a cerrarlas…
He vuelto de un largo viaje. De entre todas las cosas, vivencias, visiones, reflexiones , anécdotas que ocurren en un viaje, sea de placer o de trabajo, hoy traigo una que quiero comentar delante y al lado de mi querida acequia, que he encontrado como siempre, si acaso un tanto crecida para el momento casi invernal que vivimos por aquí, hemisferio Norte, paralelo cuarenta y algo, a solo unos días del final del año.
El caso es que, en mi viaje, he cruzado buena parte del Levante español, esa franja de tierra que va de Murcia a Port Bou y que baña el Mediterráneo. Mientras viajaba hacia el norte , en concreto por la provincia de Alicante, pude admirar la belleza del paisaje y la luminosidad de sus cielos. Pero, mientras oía por la radio las noticias que estos días han ocupado buena parte de los noticiarios sobre las inundaciones del Ebro en su cuenca media y baja, también me admiraba de la terrible sequía que asolaba aquellos campos que desfilaban ante mí. Cientos, miles de árboles muertos por la sed, campos asolados, esterilizados por el sol y el calor, pluviómetros que , me comentó alguien, apenas habían recogido unas decenas de litros por metro cuadrado en alguna zona en todo el año... un panorama desolador que apenas palían algunos embalses depauperados y las desaladoras de la costa que atienden a las poblaciones y las urbanizaciones turísticas de la zona .
El hecho es que en esos días, un caudal de más de dos mil metros cúbicos por segundo inundaba las orillas del Ebro para terminar, una vez más, en el mar, sin beneficio alguno... solo perjudicando a los ribereños que aun estos días trabajan en salir del atasco de agua y barro que cubre sus pueblos y propiedades.
Hubo una vez, allá por el año 2005, creo, una propuesta para aprovechar los excedentes del Ebro para trasvasar agua a las cuencas de Levante y paliar sus sequías crónicas, mejorando a la vez sus capacidades agrícolas , industriales y turísticas, no se en qué orden.
El hecho es que este río, a lo largo de este mismo invierno, ha sufrido dos o tres avenidas con picos de 2000 m3/seg en su zona media . Calculando un caudal medio disponible para ese trasvase de la mitad, 1000 m3/seg durante quince días de avenida , resultan ( redondeemos a 100.000 segundos por día), 1000 x 100.000 x 15 días = 1 500 000 000 m3 de agua ( 1 500 hectómetros cúbicos ), en avenidas dañosas. Un embalse ya grande, puede albergar 100 Hm3 de agua, por lo que los citados mil quinientos podrían rellenar quince hermosos embalses de 100 Hm3 o treinta de 50 Hm3.
De hecho, en las cercanías de mi huerto , a unos treinta kilómetros hay un embalse de 30Hm3 y unos kilómetros más allá un segundo de otros 25 Hm3, con los que se riegan más de 200 km2 ( incluido mi huerto) , y se atienden las necesidades de más de 200.000 habitantes, y aun se remite agua al propio Ebro para otros usos en la cuenca.
Ni imaginar puedo lo que semejante cantidad de agua podría suponer trasvasada al Levante, donde, menos de agua, disponen de abundante sol y agradables temperaturas todo el año. Agua cambiada por riqueza. Pero no, el plan de trasvase se rechazó, no diré por quienes, hace unos años, y tal vez por la misma época, otro plan, creo que de promoción de empleo, se dijo, dedicó abundante dinero, esfuerzos y trabajo a mejorar infraestructuras tales como aceras y viales que bien podían haber durado veinte años más sin problemas, en un ejercicio de derroche de dinero inútilmente arrojado a la nada.
Mi acequia sabe ahora que el agua que a ella y a sus vecinas les sobra durante todo el invierno, éste algo más , ha estado cayendo al Ebro, y los días pasados ha contribuido a empeorar las cosas, ahogado cerditos en sus granjas, inundado garajes, sótanos, bajeras, campos de alcachofas, de fútbol, sembrados, cortado carreteras...
No te preocupes, le digo, llevando tu agua solo haces una cosa: cumplir con tu deber, y eso está y estará siempre bien. ¿ Donde está el problema ? me pregunta. El problema está en aquéllos que , sabiendo y pudiendo, no ponen los medios para paliar el mal allá donde se sufre. Que sabiendo que hay ciudadanos sedientos , y que les pagan su sueldo y su chófer, no toman las medidas para que no pasen sed y puedan vivir de sus campos arruinados, mientras en otra parte el agua que ellos necesitan se vierte inútil en el mar.
Hoy recuerdo con pena los cauces de ríos secos, los árboles muertos, los canales inútiles y los campos asolados por la sed, mientras miro sin verla el agua dulce que sigue resbalando por mi acequia camino del mar