En mi época joven, que parece ser que la tuve, las misas eran en latín. En las iglesias, en general, predominaba un ambiente un tanto misterioso, alimentado por las plegarias, expresadas a menudo en esa lengua milenaria que uno aprendía, poco a poco, por la fuerza de la costumbre, aunque a menudo plagada de errores a menudo gloriosamente cómicos. Citaré uno : un mi amigo rezaba el padrenuestro en latín incorporando una variedad dialectal propia que descubrí un día por casualidad: en vez de decir Panem nostrum quotidianum
da nobis hodie ( el pan de cada día dánoslo hoy), el muchacho decía, al final de la frase, en vez de , da nobis hodie, Doña Pisodia, que confesó no conocer de nada....
Y este es un error que se puede contar, que otros no admiten traducción. Y es que , hasta que no llegabas al Bachillerato y empezabas a sufrir con sus declinaciones y conjugaciones, el latín era la lengua sagrada que balbuceabas respetuoso pero ignorante de lo que significaba. Hoy han cambiado las cosas. Misas en lengua vulgar ( lo de vulgar ha evolucionado también, ahora vulgar significa otra cosa que entonces ), oraciones traducidas, y todo es más comprensible y transparente. Todo ventajas, menos para el Señor, claro, que ahora ha debido montar un staff tremendo con montones de intérpretes y traductores para unificar los cientos o miles de idiomas del planeta...
Humor aparte, aunque las ventajas sean muchas, hay algún inconveniente. El latín unía a todos y podías viajar a cualquier país, que la misa y oraciones eran exactamente las mismas que en tu parroquia y podías seguir las ceremonias y contestar como un fiel más. Ahora, si viajas a otro país, o a otra región del tuyo propio, como ocurre en éste, te puedes encontrar con una misa en sánscrito( por lo extraña) en la que tienes que aportar de memoria tu propio texto. Por eso me encanta que se conserven intocables algunas tradiciones y oraciones en latín. Y confieso que me encantaría disponer de una misa dominical en alguna parroquia en la que revivir las emociones y silencios de las misas de mi niñez. Y es que hoy por hoy, se está poniendo de moda, es mi sentir, una misa hiperactiva donde la palabra, el canto y el gesto y el rito son tan absorbentes que apenas queda un minuto para la oración recogida y la adoración silenciosa... Pues bien, me propongo en este tema, aportar a nuestros usuarios que lo necesiten, un compendio de oraciones en latín, que pueda servir de recordatorio a todos y de aprendizaje a quienes lo precisen, de modo que conservemos un poco mejor nuestra lengua primitiva. Por cierto, los sábados cantamos la salve en latín al final de la misa vespertina en mi parroquia, y cada día oigo alguna versión diferente, a cargo del vecino, o mías propias, vaya usted a saber. Y es que tampoco disponemos, la mayoría, ni se usan apenas, los antiguos misales y devocionarios, hoy pasados de moda, según parece.
A ver si en el próximo post alguien escribe, por ejemplo, la Salve Regina, el Paternóster, el Confiteor, Agnus Dei, Sanctus, o el Tedeum ( esto es demasiado por ahora), pero sí caben el Ave María, el Gloria, el credo, el Angelus, el Tantum ergo, en fin toda esa colección latina que aún pervive en nuestra Iglesia.
Y pido, a quien corresponda, que no se pierda del todo.