Arrancamos, y lo hago con esta palabra porque se trata de un autobús. No es un autobús normal. Solo mide 12 metros, tiene más o menos la capacidad de cualquier autobús urbano y, si se le ve aparcado junto a los demás, no se mira dos veces. Ahora bien, en cuanto sale del aparcamiento, ya es otra cosa. Amigo lector, no, no tiene trole para captar energía eléctrica ni un gasógeno en la parte posterior, pero en cuanto lo mire observará, aterrado, que el conductor no está en su sitio, seguramente creerá que se ha desmayado y caído entre el volante y el asiento... Y es que lo especial de este vehículo es que es autónomo, que debe significar eso mismo, que se mueve, arranca, elige la marcha, observa si viene alguien, determina hacia donde dirigirse, y se pone en marcha hasta la próxima parada sin preguntar a nadie cómo debe hacerlo. Y no, tampoco está en California, al menos éste. Tampoco en París, en N.Y. o en L.A. o en London , sino en Málaga. La suerte, no se si buena o mala, está echada. En los próximos días sabremos sobre la fiabilidad de esta tecnología de la automatización de la conducción aplicada al transporte público. Si algún malagueño tiene algo que decir en los próximos meses sobre su autobús , espero que nos lo cuente. Y si no hay noticias, será buena señal, porque todo va bien o, también podría ser, porque se retiró enseguida de la circulación ... Recordemos los problemas que han dado en los últimos tiempos los coches autónomos. Y es que la conducción no es algo sencillo que un programa pueda resolver fácilmente y por ahora mejor que un ser humano, con sus dos cámaras de visión en 3D, dos sensores de sonido y equilibrio, un sensor de gases, termostato y sensor de temperatura ambiente, centro de datos con memoria no volátil de muchos Tb, lenguaje propio y conexión por esa vía y en tiempo real con el resto de conductores,... y, casi siempre, permiso de conducir. Debo añadir que confío en que , al menos durante un tiempo, nuestro autobús cuente con un discreto copiloto humano que vigile el volante mientras el capitán virtual gobierna la nave real ...