Siguiendo el mismo hilo de razonamiento, me gustaría destacar que en las Matemáticas, la Ciencia de la razón y la lógica ( si es que no son la misma cosa) , las opiniones no se utilizan salvo en contadísimas ocasiones y solo como esbozos de una posible solución lógica, que no se harán consistentes hasta que no se llegue a una demostración indestructible ( lo dejaremos en casi indestructible). Por eso, cuando se trata de temas matemáticos, no suele encontrarse diversidad de opiniones. La diversidad de opiniones en algunas materias solo señala o la dificultad de conocer con certeza sus contenidos o la ignorancia de los opinantes al respecto. Eso ocurre, como lo vemos a diario en temas de política, donde hay casi tantas opiniones como opinantes. Y en temas de religión, donde las opiniones deberían ser pocas, no es raro encontrar discusiones donde se enfrentan dos opiniones radicalmente opuestas, y a menudo sin más apoyo que las interpretaciones que cada uno hace de un mismo texto o información preliminar.
En la sociedad actual hay algunas opiniones bien enraizadas en algunos ámbitos que , fundadas en bases tan sólidas como una declaración de derechos espontáneos ( declaración espontánea, basada en sí misma), o supuestas razones emocionales, se atreven a declarar válidos y lícitos juicios o comportamientos que son simplemente favorables a los intereses del declarante. Pongamos un par de ejemplos:
1.- Soy mujer, puedo tener embarazos indeseados, molestos y onerosos, así que declaro mi derecho al aborto, basado en mí misma, y mi derecho a disponer de mi cuerpo, del cuerpo del nonato y de la parte alícuota del otro progenitor ( ya es algo más que mi cuerpo, pero declaro que todo es mío y mi cuerpo y no se hable más). Nótese que se dispone del propio cuerpo mientras cualquier virus, bacteria, hernia estrangulada, coágulo, hemorragia, bala perdida, rayo o resbalón lo permitan . Como vemos, una opinión escasamente fundada, pero muy popular...
2.- En cierta comunidad española, los nostálgicos de un presunto pasado glorioso despertaron una mañana opinando , defendiendo sin razones y declarando un novedoso "derecho a decidir" que podría patentarse como la mayor estupidez lógica jamás alumbrada, pero que es defendida como una realidad axiomática. Lo bueno de tal derecho es que, asistiendo a todos, nos permite decidir lo que nos venga en gana, a todos. Lo malo es que si yo decido , con mi derecho a decidir bajo el brazo, atracar la pastelería de al lado, el pastelero puede decidir recibirme , con una copia del mismo derecho , a arcabuzazos. Como vemos, otra opinión digna de figurar en el museo de los disparates.
3.- Y ahora un comodín muy gastado pero que se sigue usando. Dos discuten, sin acuerdo. De pronto, uno de ellos, como en una partida de naipes, agarra el comodín y lo pone sobre la mesa con aire triunfal , utilizando una frase contundente, aplastante, decisiva, mortal para el contrario, destinada a zanjar el debate con solo cuatro palabras ( en inglés seguro que bastarán dos, pero sé poco inglés ), y es la frase: Te lo digo yo ( acentuando mucho el YO). Suele ser muy eficaz.
Y creo que si cada uno colgara aquí un ejemplo conocido de juicio u opinión absurdos , casi agotaríamos el conjunto de los números enteros... o el conjunto de los números primos, que es un infinito algo más contenido.