Hola. Cuando hablamos de previsiones temporales sobre el fin del planeta, podemos hacerlo desde un ángulo puramente científico, más bien puramente físico. Ahí sí que pueden valer algunos pronósticos, como los del meteorito, el crecimiento del diámetro del sol o el aburrimiento final... En cuanto a volver a un prebigbang , ese escenario no es posible con la legislación actual, que dirían los funcionarios que conozco.
Prever cambios en las leyes físicas es , pienso, pura imaginación, a menos que, una vez llegados a un punto x, se produjera una especie de cambio de estado, pero los cambios de estado que conocemos, buscan todos el punto más bajo de estabilidad para situarse cómodamente en él. Pero todo esto es soñar gratuitamente, sin motivo. Y por otra parte, esperar cinco mil millones de años más para terminar nuestra actuación , me parece mucho esperar. Así que, de ocurrir antes, me decantaría por un golpe con un buen (malísimo) meteorito , un planeta errante, una enana marrón , un agujero negro inesperado o la supernova Betelgeuse o Sirio, a 25 a.l. u otra estrella del vecindario harta de tranquilidad.
En cuanto al hombre como actor del final, estoy de acuerdo con c81. Si a un hombre le damos un palo, podrá repartir leña, pero solo hará algunos chichones al vecindario, si arco y flechas, se volverá peligroso para sus semejantes, si tiene un arma de fuego, mucho más y si puede destruir el mundo con una pulsación de teclas, algún loco, o varios, lo harán. Bueno, mirándolo bien, lo hará solo el primero que apriete el botón.
Yo me temo que, con c81, visto el panorama actual, la cosa no va a aguantar mucho más. Máxime si empezamos a jugar con cosas como inteligencia artificial, clonación de humanos, creación de vida y manipulación de ADN... Si yo fuera el dueño de la colmena, y viera a mis abejas andar en estos menesteres, a lo mejor pensaba en cerrar el negocio o ir enseguida a por el fumigador. No se si Dios piensa algo así, pero tampoco me extrañaría. De todas maneras, desde el punto de vista del creyente, estar en las manos de un Dios Padre produce una sensación de alivio, aunque sabemos que a veces los padres parecen , parecemos, duros con los hijos. Esperemos que no nos trate como merecemos y que se muestre compasivo y misericordioso en esos momentos finales, ocurran cuando ocurran. Y siendo hoy día de la Navidad del Señor , no podemos pensar otra cosa.
Saludos