El amor a los animales, sacado de contexto, produce situaciones curiosas. Hace unos días, una señora , dueña de un perrito, me decía que lo tenía enfermo y que ya le habían hecho algunos TACs y diversas intervenciones, a cual más cara. El perrito sigue vivo, por ahora, pero virtualmente ciego, golpeándose continuamente con todo lo que le rodea, y eso solo cuando osa levantarse de su camita, aderezada y cuidada como si fuera la de un bebé humano. No tengo nada que objetar al amor a los animales, pero sí al hecho de que abortar un feto humano se permita (sí, bajo algunas condiciones), mientras que sustraer un huevo de un nido de rapaz ( sin condiciones) derive en una multa copiosa si no en algo más serio. Imaginen a los leones permitiéndoles cazar gacelas, solo machos de más de cinco años, y solo entre Agosto y Diciembre, cebras vedadas por peligro de extinción hasta 2050, y un solo hipopótamo macho de más de diez años por familia y año. El resto del año, a base de gñus y caza menor, excluidas aves canoras y gallináceas. En los cocodrilos, anacondas, leones, osos del Pirineo y pumas incluidos ( tomen nota), igual que en el resto de carnívoros, vemos normal que coman a otros animales, mientras que el omnívoro sapiens parece obligado a justificarse si se come un buen filete de vacuno... como si se tratara de una nueva religión y un nuevo orden moral que tratan de imponernos sin ningún fundamento racional, histórico o biológico.