Continuación, parte final:
4. Así pues, podemos afirmar que el principio de no contradicción se verifica en la naturaleza, por el hecho de que la ciencia no puede demostrar racionalmente que dos afirmaciones científicas sobre la realidad natural, que se contradicen mutuamente, son ambas verdaderas, al mismo tiempo y desde el mismo punto de vista. La naturaleza no es absurda.
Y por otro lado, el primero de los principios del pensamiento racional, el principio de identidad, también se verifica en el cosmos cuando la ciencia comprueba que la materia cósmica no es indiferenciada, es decir, existe una identidad permanente y estable, generadora de orden, en el interior de la materia. La “cualidad, especificidad e individualidad”
3 que vemos en los elementos de la naturaleza, mencionadas por Victor Weisskopf, anterior Director General del CERN, son ejemplos del orden que se muestra en sintonía con los Principios del Pensamiento Racional en la entraña misma de la materia.
Dice Weisskopf:
“Las órbitas de los electrones muestran una sorprendente similitud con las ondas vibratorias restringidas dentro de los confines del átomo, ondas confinadas... como las de una cuerda de violín o en la columna de aire del tubo de un órgano. Ellas también tienen la propiedad de "regeneración"; después de que un efecto perturbador les ha cambiado su forma, asumen la forma original una vez que la perturbación termina... Encontramos formas típicas bien definidas, éstas son universales y dependen de la fuerza y simetría del campo que las confina. Son los patrones fundamentales de los que está hecha la materia. Esto es el por qué un átomo de cualquier elemento es exactamente igual en cualquier lugar que se le encuentre y cualquiera que haya sido su historia previa.” 3Esto nos muestra también cómo la ciencia verifica la forma en que el cosmos actúa en sintonía con el primero de los principios del pensamiento racional, el Principio de Identidad, al comprobar la identidad permanente y estable, generadora de orden en la base atómica de la materia.
Con base en esto, ¿No percibimos claramente que esos primeros principios lógicos y no físicos sino mentales, son el fundamento regulador más elemental del orden racional del universo? Gracias a ellos podemos científicamente explicar cómo opera el cosmos y comprender filosóficamente que, siendo éstos, en última instancia, el fundamento último regulador de la razón, sólo pueden tener como fuente o referencia a una inteligencia y no a una entidad irracional, no inteligente, que existiera, en última instancia, simplemente “porque sí”, o por azar.
Afirmar que, un universo, o un multiverso, no dotados de razón propia tienen en sí mismos su razón de ser sería un contrasentido ¿Cómo podría tener una entidad básicamente irracional en sí misma su propia razón de ser? Lo irracional o azaroso implica necesariamente la ausencia de razón de ser en sí mismo, por eso es irracional.
Todo lo dicho apunta directamente a la existencia de una Mente Superior como fundamento, tanto del cosmos, como de la razón y su negación es contradictoria, pues si la razón o la ciencia -esencialmente racional-, implícita o explícitamente aceptaran que su fundamento último es esencialmente irracional, ¿cómo podrían ser ellas mismas racionales?
En conclusión, por reducción al absurdo, la única teoría esencialmente consistente y coherente con la razón, es la teoría del diseño inteligente, realizado por un Diseñador que, al tener en sí y no en otro, su razón de ser, existe por sí mismo, y su negación por el ateísmo es fundamentalmente irracional, a este Diseñador lo llamamos Dios.
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1http://freethought.freeservers.com/reason/faith.html
Fecha de publicación: Desconocida - Fecha de consulta: 05/07/2012 - Artículo desaparecido en la fecha de consulta y recuperado en: http://www.inarchive.com/page/2011-11-09/http://freethought.freeservers.com/reason/faith.html
Fecha de Publicación (artículo recuperado) 09/11/2011 - Fecha de consulta 25/10/2013
2 Basado en la revista Scientific American. Septiembre 2012 Artículo de David y Deutsch y Artur Ekert - "Beyond the Quantum Horizon”307, 84-89 [/i]
3 Victor F. Weisskopf. Basado en el libro: “ Physics in the twentieth century” “Quality and Quantity In Quantum Physics” (P.P. 28 a 35) Published by the MIT Press