Algo muy hermoso, al menos a la vista , es la blanca luna de Júpiter, Europa. Como ya sabemos, hasta donde podemos saber, es un mundo helado en su exterior, de un tamaño como nuestra Luna, rodeado de un manto más o menos uniforme de hielo que cubre un océano interior de gran profundidad, desde luego mucho mayor que la de nuestros modestos mares terrestres, 100 km contra 4 ó 5 ( nótese el acento en la o).
Lo que más llama la atención en ella , femenina por su nombre, pero podríamos llamarlo él ( el satélite joviano), es la uniforme blancura de hielo que la cubre e inmediatamente, la sospecha de que en sus profundos mares albergue vida como en los nuestros. Tiene hasta oxígeno en su atmósfera y su proximidad a Júpiter junto a la excentricidad de su órbita, la deforma en cada vuelta y esa deformación debe acabar en calor, lo que forzaría a sus mares a contener agua en estado líquido... Probablemente no tiene ballenas ni delfines, ni tal vez microbios, pero como sí parece tener condiciones para tener alguno de ellos, los sabios de este mundo andan inquietos e insomnes preguntándose si no habrá por ahí algún dinero sobrante para organizar una misión nueva ( la Galileo la estrellaron en 2003 sobre sus mares helados) , a ser posible una misión que explorara sus aguas y desvelara de una vez por todas qué secretos monstruos o qué inquietantes soledades se ocultan en ellas. Mientras llega ese momento, podemos leer mucha información adicional, ver numerosos videos y, los más afortunados, con un buen telescopio, atisbar el rápido puntito que en tres días y medio se da un tour alrededor del gigantesco planeta Júpiter que, desde ella, parecerá un monstruo enorme dispuesto a engullirla en cuanto deje de huir. Porque, no lo olvidemos, la Física nos descubre que , si se parara, caería como una piedra hasta lo más profundo del gran planeta. Es lo mismo que les pasa a los demás satélites, llámense Tierra, del Sol, Luna, de la Tierra, Marte, del Sol, y el mismísimo Júpiter. Si alguien no sabe bien por qué, es el momento de preguntarlo donde se lo puedan explicar. Eso de correr para no ser comido lo practican hasta nuestros simpáticos conejos aunque , en este caso, no sea exactamente lo mismo... Y el que tenga un telescopio, por modesto que sea, o unos buenos prismáticos puede mirar a Júpiter y ver los cuatro principales satélites de Júpiter, Io, Europa, Ganimedes y Calisto, como pequeños puntos de luz casi alineados, cambiando de posición cada noche. Un hermoso espectáculo de la naturaleza , y como casi todos los verdaderamente grandiosos, gracias a Dios, gratuito.